Afirma la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) que ha encuestado a 19.746 pasajeros de 11 países en 68 aeropuertos y el que peor puntuado en España es el aeropuerto de Ibiza. No me extraña nada. Los encuestados han puntuado muy deficientemente las dificultades del transporte hasta el aeródromo, además de la espera de las maletas, que ronda los 19 minutos. Pocos me parecen. Lo primero, no es achacable a Aena, sino al Consell d’Eivissa, que es quien tiene las competencias en materia de transporte interurbano en la Isla. Lo segundo, lo de la espera de las maletas, que es algo que fastidia mucho a los viajeros, es un factor que necesita mejorar en casi toda la red de Aena, tan preocupada siempre en hacer pasar a los pasajeros por las tiendas para que se gasten los cuartos, y tan despreocupada por ofrecer un buen servicio. Total, no hay competencia y te guste o no, si quieres volar, tienes que ponerte en manos del gestor aeroportuario semipúblico o semiprivado, según lo quiera ver cada uno. Los sacrificados viajeros que deben pasar por el aro de los caprichos de Aena, también se quejan de que no hay suficientes enchufes para cargar sus dispositivos móviles, y que el funcionamiento de la wifi no es bueno, al margen de que te acribillan a correos publicitarios por el hecho de registrarte para tener conexión a internet. La voracidad recaudatoria de Aena no tiene parangón, pero no queda más remedio que humillarse y darse por vencido. Los filtros de seguridad son directamente de juzgado de guardia, pero nadie denuncia porque lo que uno quiere es pasar la extorsión cuanto antes y subir a su avión. La amabilidad de los vigilantes de seguridad privada suele brillar por su ausencia y lo demuestra que le tratan a uno siempre de caballero, cuando en mi vida me he subido a un caballo. Pero qué sabrán ellos.