Empatía. | Imagen de Mohamed Hassan en Pixabay

La empatía es definida generalmente como la habilidad que tiene una persona para ponerse en el lugar del otro, pero más que situarse en su mismo sitio, sería comprender, entender y percibir sus emociones y necesidades para interactuar adecuadamente ante ellas. La verdad es que las personas empáticas son una minoría, existen en mayor número las personas ‘sim-paticas’ que serían aquellas que sin respetar la emoción del otro, intentan cambiarle de estado de ánimo generalmente con humor o desviando la conversación con otros argumentos.

La política de una manera global sería un proceso de toma de decisiones que afecta a la sociedad en su conjunto. Es decir, los gobernantes legislarán con medidas que determinarán el funcionamiento de la comunidad. En este contexto, la empatía debería desempeñar un papel esencial en la creación de las políticas, como medio facilitador de la toma de conciencia de las necesidades y realidades de los miembros de la sociedad. De este modo, un político empático con el problema de la vivienda creará acciones que ayuden a mejorar las dificultades de habitabilidad que sufren las familias. Un político simpático dirá que no puede hacer mucho, pero que al menos tenemos trabajo y unas playas maravillosas.

En esta campaña electoral sería importante diferenciar entre políticos empáticos y simpáticos. Valorar como comunican en público su visión de los problemas puede darnos indicadores de conexión y confianza. Verificar si son o no capaces de entender las dificultades a las que se enfrentan los diversos grupos de ciudadanos, dado que si no es así puede que no sean capaces de tomar las medidas adecuadas para mejorar la sociedad. Las políticas empáticas pueden ayudar a construir puentes entre los diferentes agentes sociales, entre las diferentes posturas y encontrar soluciones que resuelvan problemas de manera positiva.

La empatía es esencial en la política ya que permite interiorizar las emociones y necesidades de los ciudadanos y así tomar decisiones justas y equitativas en beneficio de la sociedad. Existen personas con una habilidad natural para ser empáticos, pero el resto debemos trabajarla de manera intencionada para poder aplicarla en nuestro día a día. Y en especial aquellas personas que por vocación y servicio público quieren gobernar en estos próximos 4 años. Por una política más empática y menos simpática. brivancastroconsulta@gmail.com