Joan Torres tras su destitución en el Ayuntamiento de Sant Antoni. | Arguiñe Escandón

El candidato del PI, Joan Torres, asegura que «las mayorías absolutas trajeron la ruina y el turismo de excesos». La ruina para él, querrá decir. Despojado de la palanqueta con la que chantajear a los partidos ganadores de las elecciones que no alcanzaron la mitad más uno de los concejales del consistorio de Sant Antoni, a los que, a cambio de su voto, exige compensaciones políticas y presupuestarias equivalentes a cuatro veces su peso político, su formación o similar quedó huérfana de ganzúa con la que reventar la cerradura del Ajuntament. Menciona el turismo de excesos como un loro, sin explicar cómo lo piensa hacer o por qué no lo ha hecho antes, dado que ha estado más tiempo gobernando que en la oposición. Suena al enésimo engaño a los votantes de Portmany para lograr ser elegido regidor y reeditar su chantaje, con el modus operandi acostumbrado. Se dice que «El PI es garantía de combatir el turismo de excesos que tanto daño hace a Sant Antoni, con convicción y medidas efectivas». Ya conocemos la convicción de Torres, cambiante según lo que se ponga sobre la mesa. También se dice que El PI son personas como tú. No es cierto. La gente normal no es como Joan Torres. Ni la política que él practica desde hace años es digna, ni soluciona los problemas de los vecinos. De lo que es garantía Joan Torres es de inestabilidad y de ingobernabilidad allí donde esté. Presume de capacidad de diálogo y consenso, cuando no sabe ni lo que significan esas palabras.

Fe de errores: El domingo pasado escribí que Josep Marí Ribas Agustinet, Pilar Costa y Ana Juan habían viajado de Ibiza a Palma en el jet privado que el PSOE había contratado para trasladar al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Mi información no era correcta y los citados viajaron en un vuelo comercial de Iberia. Cometí un error, debo rectificar y pedirles disculpas, a ellos y a los lectores.