Ibiza cuenta involuntariamente, desde hace dos semanas, con una nueva «industria» altamente contaminante, que emite gases de efecto invernadero las 24 horas del día y que consume grandes cantidades de agua diariamente. Al contrario de lo que sucede normalmente, esta intensa actividad energética, no produce absolutamente nada beneficioso. Es un gasto improductivo y estéril, del que nada bueno se saca. Nos estamos refiriendo a la planta de biomasa del polígono de Montecristo, en San Rafael, que está ardiendo continuamente, a veces de forma visible y a veces veladamente. Los bomberos de Ibiza, dependientes del Consell d’Eivissa, se han visto obligados a comisionar allí de forma permanente un retén que por más agua que echa, no hay forma de apagar el incendio. Y dada la escasez de efectivos que sufre el departamento de forma crónica, pues tiran de horas extras, con lo que el incendio les sale a todos los habitantes de la isla por un ojo de la cara. Siete bomberos cada día echan horas por un tubo, pero sin esperanza ninguna de poder extinguirlo, sino únicamente para que no se propague fuera de la planta.

Al margen de este desafortunado suceso, es difícilmente explicable que una isla como Ibiza, con 542 km2, cuente con tan pocos profesionales en el cuerpo de bomberos, con únicamente un parque que debe atender todas las emergencias e incidentes que puedan surgir, que en plena temporada alta, no son pocos, como vemos cada día gracias a la cuenta de Twitter que han abierto, para que se vea la cantidad de servicios que deben atender en toda la isla. Se lamentaba con razón delante de las cámaras de IB3 el jefe de los bomberos de Ibiza, Miguel Sevilla. Es necesario abordar una mejora en el despliegue territorial de este servicio esencial para garantizar la seguridad de la población residente y de los visitantes.