Una vez más vemos a efectivos de la Unidad Militar de Emergencias (UME) desplegados en Ibiza, colaborando con sus modernos medios materiales y sus especializados y profesionales medios humanos, a solventar una emergencia que, con los recursos propios, no podemos solucionar. Se dirá y con razón, que para eso está la UME, para prestar asistencia altamente cualificada en situaciones de urgencia, allá donde sea preciso, en cualquier parte de España. Pero también podemos llegar a la conclusión de que las Pitiusas son un territorio insular que por su población y por el número de turistas que visitan Ibiza y Formentera cada verano, debieran tener más efectivos en sus servicios de emergencias.

Las plantillas de bomberos, emergencias extrahospitalarias, protección civil, policías locales, policías nacionales y guardias civiles, son escasas y siempre están por debajo de lo que establecen los catálogos de puestos de trabajo. Así, la sobrecarga laboral es permanente y crónica. De ahí que muchos de los servidores públicos que vienen aquí destinados, se marchan tan pronto como pueden. La grave dificultad para encontrar una vivienda a un precio asequible, la carestía del coste de la vida y la escasez de efectivos que supone un sobreesfuerzo permanente, desincentiva que estos profesionales quieran establecerse en las Pitiusas de forma estable y prolongada. Si no se compensa económicamente a los funcionarios de los servicios públicos esenciales, en especial a los encargados de responder ante emergencias, es imposible tener las plantillas cubiertas y garantizar la seguridad de la población. Algo que es tan fácil de entender por cualquiera, se resiste a entrar en la mollera de nuestros gobernantes. Y así no hay forma de solucionar un problema lacerante, que ya repercute en la calidad de los servicios públicos. Es urgente afrontar esta problemática y ponerle remedio de una vez.