Imagen de recurso de un accidente. | Imagen de Vladyslav Topyekha en Pixabay

La semana pasada fue trágica en la carretera de Formentera con la muerte de un joven de 28 años al volante y un adolescente de 17 años herido grave por un accidente con su moto.

Cada año hay que lamentar varias muertes en accidentes de tráfico en la isla, especialmente en verano cuando este aumenta peligrosamente. Pero debemos observar que el punto del accidente mortal es exactamente el mismo en el que hace dos años también perdió la vida una mujer y otras dos resultaron heridas.

Por lo que respecta al punto en el que se produjo el accidente del chaval en moto, todos sabíamos que un día u otro iba a pasar algo así. El parking de un frecuentado supermercado, justo a pie de carretera, con mala visibilidad y en punto en el que todo el mundo circula a una velocidad considerable.

El pasado año murió un joven motorista de 16 años, arrollado por un coche en otro de esos puntos negros que todos conocemos. Pero nos lamentamos cuando ya no hay remedio y lo peor ha pasado un año y nadie ha hecho nada.

Entretanto, Formentera sigue sin convenio de carreteras por decisión del Estado y a la espera de ver que les toca en el reparto que anunció en su día Pedro Sánchez y que no llega nunca.

Es evidente que Formentera necesita un plan urgente para mejorar la seguridad en su única carretera y quien más quien menos tiene algunas ideas, como la implementación de algunas rotondas, controles de velocidad en determinados puntos, elementos que impidan realmente los adelantamientos en donde están prohibidos.

Nada de eso llega, pero todos los mediodías hay una patrulla de la Guardia Civil de Tráfico tocando las narices al personal en la rotonda del hospital, agazapados a la espera de alguna pobre víctima por cualquier tontada al que emplumar algunos centenares de euros que no se invertirán en la carretera.
El tema es muy serio.