Que la fiscalía abra diligencias por decir que Yolanda, la vicepresidenta comunista de Repelús en Funciones Peter Sánchez, dice tonterías entre peluquería y peluquería, es síntoma de los tiempos esperpénticos que nos han tocado vivir en el maremágnum político. Alfonso Guerra siempre ha tenido el verbo fácil y cierto salero andaluz para ridiculizar a sus adversarios. No le echan del partido socialista, pero sus cachorros le temen y odian, pues viven en una organización donde, como decía el propio Guerra en sus años de poder: «Quien se mueve no sale en la foto». También dijo que Montesquieu había muerto, refiriéndose a la inexistencia de la separación de poderes tan impropia de una verdadera democracia. Pero lo de ahora es ya el Rien ne va plus!, como cuando en la mesa de ruleta ya no dejan apostar más, como en la escena política ya no caben más gilipolleces. Supongo que un verdadero comunista como Julio Anguita hubiera respondido sin necesidad de fiscal alguno. También fue capaz de pactar con Aznar para parar los pies de los desmanes de Felipe González, por el bien de España. Pero los actuales simplemente son una panda de mentirosos oportunistas, como su socio Repelús Peter. Cuando a Jacinto Benavente una impertinente mosca cojonera periodista le preguntó: «Don Jacinto, ¿cómo se llega a maricón?» el escritor respondió genialmente: «Preguntando, joven, preguntando». El ingenio sirve para defenderse de tanto estúpido totalitarista y mentecato asexual, pero hoy el ingenio está prohibido por la corrección política, ese movimiento que los anglocabrones llaman woke, refugio de los pobres de espíritu, verdes sandía, bolas tristes y aspirantes a gobernar la vida de los otros.