En determinados momentos resulta imprescindible la asunción de errores y se debería reaccionar correctamente. Si dejamos al margen a Vox y sus postulados machistas, creo no equivocarme si afirmo que el resto de partidos políticos con representación institucional están en contra de cualquier tipo de violencia hacia la mujer. Pero un posicionamiento público claramente en contra no basta; hay que demostrar en cada momento que el rechazo a toda clase de agresión sexual, es lo correcto.
Aquí no se trata de utilizar el tan manido «y tú más», ya que por el hecho de que anteriormente se hubieran cometido errores, sin que hubieran provocado las debidas consecuencias, en ningún caso puede servir como argumento para justificar un nuevo error de gravedad. Este tipo de reacción resulta un tanto inmadura y tan solo intenta justificar un error propio, escudándose en los que cometieron los demás en algún momento.
Esta introducción viene al hilo de la polémica de esta semana en relación al nombramiento de un presunto agresor sexual, como cargo de confianza del Govern, por parte del vicepresidente del mismo. Son numerosos los colectivos en defensa de la mujer y los partidos políticos en la oposición actualmente, los que han reclamado la dimisión del vicepresidente Costa por el nombramiento de su amigo y presunto agresor, como gerente del organismo autonómico Ibitec.
El vicepresidente Costa se ha negado a dimitir y la Presidenta del Govern mantiene su confianza en él y en ningún caso piensa cesarle en su función. Para ello desde el PP se viene utilizando la táctica de sacar a colación situaciones bochornosas del pasado y que tenían relación directa con el Partido Socialista. Ciertamente resulta criticable que por el caso de las menores tuteladas prostituidas en Mallorca, no se pasara la correspondiente factura política a los responsables en aquel momento; del mismo modo que también deberían haberse asumido responsabilidades por saltarse las restricciones marcadas en pandemia, por parte de la entonces Presidenta del Govern. Ahora bien, en ningún caso ello puede servir de argumento para pretender tapar el escándalo actual que azota al Govern.
Poner en marcha el ventilador esparciendo porquería, con la intención de que esta acabe tapando la tuya propia, no acostumbra a dar un resultado positivo. Es cierto que en los dos casos anteriores citados y recordados ahora, no se actuó con la diligencia y contundencia debidas, pero que a nadie se le olvide que quienes acaban premiando o castigando los actos de los políticos, son los votantes y precisamente los que no supieron reaccionar debidamente en su momento, ahora se ven en la oposición.
Es por ello que el propio PP puede estar cometiendo un gravísimo error, cerrando los ojos ante lo ocurrido y esperar que todo se olvide. La defensa a ultranza de su Vicepresidente, por parte de la Presidenta del Govern, puede suponer un pesadísimo lastre que deba arrastrar durante lo que queda de legislatura. El reconocimiento por parte de Costa, de haber cometido una grave equivocación con el nombramiento, le honra pero no es suficiente.
Todo lo ocurrido, incluyendo la confesión de Costa de ser conocedor de la denuncia por agresión sexual a una mujer y por agresión física a un policía que se cernía sobre su amigo, en lugar de servir como argumento justificativo, le pone en evidencia y demuestra que le importo muy poco lo ocurrido; bastándole como prueba la versión de su amigo, despreocupándose en todo momento por informarse a cerca de la versión de los perjudicados, mujer y policía. El argumento del fulminante cese del gerente de Ibitec, no sirve. Se le destituye de su puesto, no por lo ocurrido, ya que de ello Costa ya era conocedor y no había hecho nada, se le destituye cuando todo el caso sale a la luz y pasa a ser un escándalo en la política autonómica.
El error del Vicepresidente pone en apuros a todo el Govern y siembra muchas dudas en cuanto a la voluntad real del ejecutivo balear en la lucha contra la violencia sobre la mujer. Lo ocurrido es un torpedo en la línea de flotación del Govern del PP y resulta todavía más grave si tenemos en cuenta que el torpedo sale de su propia flota. Reaccionar defendiendo la torpeza de Costa, en ningún caso puede beneficiar al Govern y puede resultar una mochila muy pesada que deba sostener la Presidenta.
No cabe duda de que se le ha puesto en bandeja a la oposición un escenario de batalla inesperado. Ahora bien, tampoco se puede culpar a todo el PP por lo ocurrido, ya que hasta la fecha ni los partidos de la oposición habian dicho nada sobre el escándalo en cuestión, enterándose de lo ocurrido por las noticias publicadas en prensa.
Parece que el alto concepto que en el PP balear se tenía de Costa, va perdiendo adeptos a marchas forzadas. La metedura de pata del Vicepresidente sorprende incluso a una parte del PP de las islas y el que era la mano derecha de Prohens, puede pasar a ser un peligroso lastre.