Sin duda, es como un auténtico espectáculo circense lo que viene ocurriendo en los últimos días en Formentera. Se mire por donde se mire resulta como mínimo esperpéntico. Todo se inicia con una supuesta advertencia de Córdoba, como diputado por Formentera en el Parlament Balear, advirtiendo o amenazando, que cada cual lo interprete como quiera, con la posibilidad de retirar su apoyo incondicional al Govern del PP de Prohens.
A partir de ese momento, empiezan a aparecer todo tipo de especulaciones acerca de los motivos que el diputado podría tener para lanzar tal advertencia. Las confusas declaraciones de que se podía estar incumpliendo el acuerdo que él mismo firmó con el PP, en cuanto a las cuestiones que entendía que Formentera necesitaba fueran atendidas por el Govern Balear, sin especificar ninguna en concreto, solo enturbian la cuestión.
Visto solo así, el conflicto podía tener fácil solución, ahora bien no es ni mucho menos fácil de solventar. Todo se ha ido complicando más y más a cada día que ha ido pasando. Córdoba no solo es diputado electo por Sa Unió, también es Presidente del Consell de Formentera por la misma coalición de partidos y eso lo complica todo muchísimo. La extrañeza en cuanto a la advertencia amenazante inicial de Córdoba, se incrementa cuando los partidos políticos que conforman la coalición Sa Unió (PP y Compromis) afirman desconocer los movimientos que pueda estar haciendo su diputado en Palma, ni los motivos o razones que los puedan estar amparando o justificando.
Tal evidente desconexión del Presidente Insular con sus Consellers, es muy clara y solo sirve para que el posicionamiento de uno por un lado y del resto por el otro, complique todavía más cualquier posible solución. Transcurridos los días, la ruptura entre el Presidente y sus Consellers es total y no tiene visos de fácil solución. La citada ruptura ya se hizo evidente nada más acabar la maratoniana reunión de los que hasta ese momento eran el equipo de gobierno insular al completo, en el que se supone que se dieron las oportunas explicaciones por parte de Córdoba y que ambas partes interpretan de formas muy distintas. Mientras el Presidente da por zanjado el problema, los Consellers dicen no haber entendido nada y acaban retirando su confianza en el todavía máximo responsable del Consell Insular.
Lo cierto es que todo en torno a este escándalo resulta incomprensible; por muy independiente que sea Córdoba, no puede pretender poder actuar como le parezca sin dar cuentas de lo que hace a nadie. Es de primero de política, que si formas parte de un partido o coalición de partidos, deberás consensuar todo lo que vayas a proponer o aquello en lo que vayas a trabajar, con los citados partidos. No se puede pretender funcionar dejando apartados a quienes te han acogido en su lista electoral. De otro modo, haber formado tu propia candidatura y haberte presentado con una candidatura independiente.
Por otro lado resulta muy difícil de entender que PP y Compromis, después de cuatro años en la oposición con Córdoba como su líder, den la sensación de tener un presidente del que no parecen conocer absolutamente nada. Ahora empiezan a salir todo tipo de trapos sucios que se ciernen sobre la cuestión. El propio Córdoba ha reconocido tener una situación económica complicada y según Sa Unió, eso le ha llevado a reclamar un sobresueldo para él mismo de unos 3000 o 4000 euros mensuales. Mientras el presidente afirma que lo único que reclama es una compensación de sus gastos por sus desplazamientos a Palma. De ser cierta la acusación en cuanto a su reclamación de mejora de sueldo mensual, resultaría aberrante sin más. Por otro lado, los gastos de desplazamiento y manutención en Palma están cubiertos por las dietas correspondientes y hasta la fecha, ningún diputado anterior había protestado por las mismas. También cabe señalar que los gastos de su desplazamiento como presidente del Consell, los debe asumir el propio Consell. Finalmente recordar que también ha protestado Córdoba, por no ver ni un euro de la asignación que recibe su grupo parlamentario; sobre ello quiero reseñar que la misma jamás ha ido a parar al bolsillo de un diputado, siempre lo recibe el correspondiente partido político.
Lo que empezó pareciendo una defensa a ultranza de los derechos de Formentera, parece haberse convertido en una reclamación de intereses personales. La realidad es que la situación está muy enrocada y ahora mismo nadie es capaz de vislumbrar una salida factible. Las posturas están muy alejadas, Sa Unió ha expulsado a Córdoba de su coalición y le reclama la dimisión tanto del Consell, como del Parlament; por su parte Córdoba se niega tajantemente a dimitir de ninguno de los cargos que ocupa.
La conclusión es fácil, pero muy triste. Córdoba no ganó las elecciones, ni las ganó Sa Unió; las elecciones las perdieron GxF y PSOE que recibieron un escandaloso voto de castigo. Hoy por hoy lo único que está en peligro es la gobernabilidad y el futuro de Formentera. La solución solo puede pasar por el conjunto de las fuerzas políticas del Consell.