Vigilia por los Derechos Humanos en Antioquia. | Europa Press - Miyer Juana

El domingo se cumplieron 75 años de la aprobación en París, por los entonces 58 Estados miembros de la Asamblea General de la ONU, de la Declaración Universal de los Derechos Humanos (DUDH). En la actualidad, la DUDH es aceptada por 193 países, aunque en Baleares muchas formaciones políticas ignoran su existencia y violan a diario su artículo 11.1, relativo a la presunción de inocencia, que dice: «Toda persona acusada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad, conforme a la ley y en juicio público en el que se le hayan asegurado todas las garantías necesarias para su defensa». Esto, que es tan sencillo de entender, se ve vulnerado a diario en nuestro país, no sólo por determinados medios de comunicación, sino por representantes de partidos políticos. Muy recientemente hemos visto en el Parlament cómo algunas diputadas reprochaban al vicepresidente del Govern, Antoni Costa, haber creído a un denunciado por agresión sexual antes que a la víctima. Marta Carrió (Més per Mallorca) acusó a Costa de «tapar la violencia machista». Silvia Cano (PSOE) le censuró por «minimizar la agresión y menospreciar a la víctima». Cito estos dos ejemplos, aunque hay decenas, que evidencian que hay partidos políticos que se dicen de izquierdas, pero que no sienten el menor respeto por la presunción de inocencia. Presumen de defender los Derechos Humanos pero este, en concreto, lo desprecian a diario, sobre todo si el sospechoso es un rival político. Entonces, no hay por qué presumir que es inocente, ni hay por qué esperar a que sea juzgado. Es condenado públicamente y sin posibilidad alguna de defenderse. Y aquel político que por un instante cometió el tremendo e imperdonable error de respetar la presunción de inocencia, es lapidado sin compasión e incluso acusado de cómplice del presunto agresor sexual. Hipócritas.