Cada año por estas fechas, y ya llevo unos cuantos compartiendo con los lectores de Periódico de Ibiza y Formentera mis reflexiones sobre la actualidad de las Pitiusas, trato de analizar brevemente la situación política, social y económica de nuestras islas. El dos de enero de este año que hoy termina, titulé mis Borrones y tachaduras con esta optimista y animosa afirmación: «Venceremos las dificultades».

Pude y quizás debí plantear el titular con un enunciado desiderativo: «Ojalá venzamos las dificultades». Pero por no incurrir en cierto pesimismo, o por no desanimar al respetable con mis dudas, lo di por hecho. Venceremos las dificultades. Algún día. No se sabe cuándo. Quizás las venceremos. Pero lamentablemente, a la hora de hacer balance, debemos reconocer que seguimos padeciendo algunos problemas y dificultades que comienzan a ser crónicos y a parecer irresolubles a ojos de la ciudadanía. Y no hay cosa peor.

La sociedad pitiusa sigue padeciendo el problema dramático del acceso a la vivienda, que no ha mejorado en absoluto. La carestía del alquiler, ya no digamos de la compra, de un inmueble para destinarlo a vivienda habitual, sigue siendo el problema más grave de los que atenazan a la ciudadanía. Y para ser sinceros, ya afecta de forma directa y peligrosa, a la prestación de algunos servicios públicos esenciales; y a la práctica totalidad del sector privado. Se trata de una situación catastrófica, de un fracaso colectivo que una sociedad democrática y en cierto modo, pudiente, no puede aceptar.

Faltan médicos, enfermeras, cuidadoras en las residencias de mayores, docentes, policías, funcionarios públicos, conductores, cocineros, camareros, recepcionistas, electricistas, fontaneros, mecánicos, chapistas, etc. Por abreviar, falta casi de todo. Todos sabemos por qué, pero no se pone remedio. El uno por el otro, la casa sin barrer. Y llevamos ya demasiados años denunciando esta lamentable situación que empeora con el paso del tiempo. Y así vamos a seguir, porque no se atisba en un futuro próximo, una solución global.

Sí es cierto que el nuevo Govern balear que preside Marga Prohens (PP) parece haber cogido el toro por los cuernos, pero no hay remedios mágicos. Las medidas que se han adoptado y las que se anuncian para 2024, requieren tiempo; algo que la sociedad pitiusa no tiene, porque lo que ahora se hace, debió hacerse hace años. Llegamos tarde y la crisis es ya tan aguda y grave, que costará más tiempo y esfuerzo superarla.

Los otros retos que tienen por delante Ibiza y Formentera, son mucho menos graves en comparación con el asunto de la vivienda. La mejora de las infraestructuras viales, el incremento de plazas de aparcamiento –sobre todo en Vila–, la puesta en marcha de un transporte público interurbano moderno, sostenible y que esté a la altura de lo que se espera de un lugar como Ibiza, que satisfaga las necesidades de movilidad de la ciudadanía, entre otras cuestiones, deben encauzarse satisfactoriamente en el año que entra.

Sobre la situación en el Consell de Formentera, prefiero dejarlo para mejor ocasión, por no aburrirles con más política. Pero la crisis tiene difícil solución si quienes la han provocado no son capaces de moverse de sus posiciones y pactar una salida digna que procure estabilidad a la institución.

Termino. Les deseo a todos y todas que tengan un muy feliz año 2024. Que no les falte la salud, el trabajo y el amor. Molts d’anys i bons!