Ayer tuve que acompañar a un familiar al Hospital Universitario de Son Espases. Naturalmente, a la vista de las recomendaciones de las autoridades sanitarias, me proveí de mascarillas antes de salir de casa. Tenía un paquete sin abrir donde guardo los medicamentos. No había hecho uso de ellas desde hace, qué se yo, ¿dos años? Ni me acuerdo. Pero ahí las tengo, por lo que pueda pasar. No necesito que la ministra de Sanidad, la doctora Mónica García, ni la consellera de Salud del Govern balear, la doctora Manuela García, decreten la obligatoriedad del uso de la mascarilla en los centros sanitarios, las farmacias, las residencias de ancianos o el transporte público. Es de sentido común que, tras una recomendación basada en la necesidad de contener la propagación de la gripe y de la Covid-19, aquellos que puedan, atiendan dicha medida. ¿Es preciso que se obligue a ello? No debería serlo. Lo sensato es atender a las sugerencias de los médicos y enfermeras, cuando nos azota con fuerza la gripe y otras infecciones respiratorias.
Opinión
Y dale con las imposiciones
También en Opinión
- Dos magistrados resuelven las dudas sobre la ‘okupación’ a policías locales, guardias civiles y policías nacionales de Ibiza
- Vivienda en Ibiza: los municipios valoran ceder solares para caravanas
- Las discotecas de Ibiza cuelgan el cartel de ‘sold out’ para los ‘openings’ de este fin de semana
- ¿Qué tiempo hará este fin de semana en Ibiza y Formentera?
- Descubre por qué el flaó de Ibiza está tan rico
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Periódico de Ibiza y Formentera
De momento no hay comentarios.