Amarristas del Club Náutico Ibiza: Érase una ley, la ley de Puertos del Estado y de la Marina Mercante, con un montón de disposiciones, anexos y refundiciones. La última versión que he encontrado es del 2011. Básicamente, en todas ellas su artículo 2 es el mismo y define qué son los puertos marítimos: «A los efectos de esta ley, se denomina puerto marítimo al conjunto de espacios terrestres, aguas marítimas e instalaciones que, situado en la ribera de la mar o de las rías, reúna condiciones físicas, naturales o artificiales y de organización que permitan la realización de operaciones de tráfico portuario, y sea autorizado para el desarrollo de estas actividades por la Administración competente», se extrae del primer punto del artículo 2. Para su consideración como puertos marítimos deberán disponer de las siguientes condiciones físicas y de organización: «Superficie de agua, de extensión no inferior a media hectárea, con condiciones de abrigo y de profundidad adecuadas, naturales u obtenidas artificialmente, para el tipo de buques que hayan de utilizar el puerto y para las operaciones de tráfico marítimo que se pretendan realizar en él».

Además, deberán disponer de «zonas de fondeo, muelles o instalaciones de atraque, que permitan la aproximación y amarre de los buques para realizar sus operacioCarta de un amarrista del Club Náutico Ibiza nes o permanecer fondeados, amarrados o atracados en condiciones de seguridad adecuadas»» Abrigo y seguridad adecuadas a los barcos que lo utilicen. Eso debe ofrecer un puerto, conceptos claros, concisos y que no dejan ninguna duda de a lo que se refiere ni discusión posible sobre su objetivo. Pues yo no veo a mi barco ni a los vuestros abrigados y con la seguridad adecuada. Ni mucho menos ya no comento desde que no está el dique que abrigaba, torcido, pero que hacía su función y que tenía arreglo.

Estamos pagando unos amarres en un puerto que, por definición de la ley, no lo es. Se los pagamos a un ente corrupto hasta nadie sabe dónde, que nos ha quitado el poco abrigo que teníamos, que nos mantiene en vilo con sus prórrogas y sus memeces año tras año y lo que nos rondará morena. Blas de Lezo dixit: ‘Ornatus mei arma sunt requies mea pugnare’, que significa ‘mis arreos son mis armas. Mi descanso, el pelear’. Quizá debiéramos entonces crear una asociación de amarristas del club, absolutamente independiente de cualquier otro ente, cuyo fin sea defender con uñas y dientes nuestros amarres. ¿Qué haríamos? Así a bote pronto, como ejemplo y siempre bien asesorados, podríamos: Denunciar a la APB y, o a sus responsables, por lo civil, penal o ‘criminal’, según proceda, por lo siguiente: 1- Incumplir el artículo 2 de la ley de puertos y de la marina mercante en lo que al club afecta. Su plan de contingencia les delata. Ese plan, para los que no lo conozcan, consiste en trasladar barcos del club a otro puerto, (también dependiente y bajo su inepto yugo), en caso de temporal. Moraleja: el club no ofrece ni abrigo ni seguridad adecuadas. 2- Permitir el exceso de contaminación, acústica, lumínica y de gases procedente de los buques atracados. Qué decir del agua. Por ello un día de lluvia, recoger ante notario muestras del agua en el puerto de Ibiza. Las muestras serían enviadas a las instituciones pertinentes en materia de contaminación de la UE, quizá acompañadas de alguna rata de barriga hinchada que todos conocemos. 3- Expulsar a los barcos mayores de 15 metros del club. Tal orden aparece en un añadido, escrito sospechosamente a boli y con pésima caligrafía al final de un documento, en principio oficial escrito a máquina. Unos barcos que llevaban años en sus amarres, sin haber causado ningún problema a nadie, tan solo al corrupto que mandó escribir la coletilla con el único fin de perjudicar económicamente al club. Pero el corrupto falló en no tener en cuenta a los armadores de esos barcos. Por su caligrafía sabríamos quién es. 4- Falta de limpieza del espejo de agua y zonas terrestres dependientes. 5- Ausencia de control de velocidad dentro del puerto y menos en su aproximación. Seguro que surgen más ideas. Por otro lado, y que conste que esto emana de una indignación supina, debiéramos o podríamos: Intentar añadir el título de Real al club. Para ello contactar con la casa real y solicitar de la princesa Leonor su apoyo a nuestra causa. Por lo que leo al de Palma le podría ayudar. Solicitar la intervención del defensor del pueblo o de cualquier ente que luche contra la injusticia y corrupción en este país. Posicionar al club como garante de valores ibicencos en redes sociales, prensa, televisiones, etc. Termino parodiando otra frase atribuida al almirante antes citado: «¡Todo buen amarrista de este club debería mear siempre en dirección a la APB!».