Durante un periodo tan prolongado de sequía como el que estamos viviendo en nuestras islas, surgen muchas incertidumbres e interrogantes sobre cuándo lloverá y en qué grado afectará al medio ambiente, la agricultura, la actividad turística y, en general, a nuestro día a día como ciudadanos. En las islas Pitiusas, donde más del 60% del consumo total de agua es urbano y la principal actividad es la turística, sobrevuela el riesgo de cortes o pérdida de la calidad del agua de grifo. Esta falta de seguridad hídrica puede generar pérdidas económicas en el sector turístico y también un malestar muy fuerte entre la ciudadanía con el consiguiente coste político de los responsables públicos que gobiernan.

La buena noticia es que las sequías son periódicas y por tanto tienen un tiempo limitado de duración y su periodicidad hace que nos podamos preparar para la siguiente. La mala noticia es que las islas sufren un incremento anual de la presión humana que no parece que se frene y que ha alcanzado la cifra de 341.000 personas al día el pasado agosto. Además, este problema se agudiza por la falta de concienciación de la población en general y de los turistas que llegan a nuestras islas y que hace que los consumos de agua sean cada vez más elevados. Frente a ello, la administración pública tarda años o décadas en dar respuesta con las infraestructuras hídricas necesarias a causa de la fuerte burocracia que lastra cualquier acción gubernamental.

Sirva de ejemplo la fuerte sequía que sufrió la isla de Ibiza en el año 2016 con una grave sobreexplotación de los acuíferos y a la vez con la desaladora de Santa Eulària sin entrar en funcionamiento después de 14 años desde la aprobación de su anteproyecto y 5 años después de su construcción. De esta sequía salimos mejor preparados y finalmente se puso en marcha la desaladora y se finalizó el anillo de interconexión que posibilitó suministrar agua de las tres desaladoras a los 5 municipios de la isla reduciendo la presión sobre los acuíferos.
Para dar respuesta a estos retos, la Alianza por el Agua siempre ha apostado por promover el debate y la participación. Sabemos que con esta estrategia se tarda más en alcanzar soluciones, pero también se llega más lejos. No hay nada más paralizante que la crispación social o la bronca política para tomar decisiones de calado, aunque la solución técnica aparentemente sea fácil para cualquier experto en la materia. En este sentido, creemos que no hay recetas mágicas o manuales de instrucciones que nos garanticen el éxito en la gestión del agua. Sin embargo, cualquier respuesta para mejorar nuestra situación en las islas debería pasar por abordar la presión humana, la falta de concienciación y la ineficiencia de las administraciones públicas.
En este sentido, durante este mes de febrero y marzo la Alianza por el Agua está organizando un ciclo de jornadas en Eivissa, Formentera, Menorca y Mallorca en el marco del proyecto europeo LIFE WAT’SAVEREUSE para compartir visiones y experiencias de gestión del agua en zonas turísticas de las islas. Este proyecto está liderado en las Illes Balears por la Agencia Balear del Agua (ABAQUA), la Agencia de Estrategia Turística de las Illes Balears (AETIB) y el Clúster de Industria Química de las Illes Balears (CliqIB).

Es llamativo que, en mayor o menor grado, en todas las islas han salido los mismos retos para mejorar la gestión de los recursos hídricos. En relación con la presión humana, ha sido un tema recurrente y ha habido consenso que no hay solución fácil al respecto. Sí que quedó claro que ha habido un antes y un después con la llegada de Airbnb y plataformas similares, que ha provocado un fuerte incremento del alquiler vacacional no regulado. Con ello se ha producido una sobrecarga de la afluencia turística a nuestras islas que han provocado numerosos problemas no solo de incremento de la demanda de agua sino de vivienda, movilidad, etc. Es importante destacar que se manifestó entre los ponentes y el público que estos problemas afectan al residente, pero también a la competividad del sector turístico que puede ver comprometida su actividad y la experiencia de sus clientes.

La concienciación también ha sido un tema clave en las jornadas. Por un lado, ha habido acuerdo que se debe incrementar las campañas de concienciación tanto al residente como al turista para alertar de la actual situación de sequía. Sin embargo, también se puso de manifiesto la necesidad de aprobar ordenanzas municipales de ahorro y reutilización del agua, así como la subida de tarifas porque la concienciación nunca será suficiente. Se habló de cómo estas ordenanzas deberían ser aprobadas a la vez por todos los municipios porque los acuíferos no saben de límites administrativos y la solución debe ser conjunta a nivel insular. A modo de ejemplo, el responsable de Autos Menorca expuso la reutilización del agua para el lavado de los vehículos de alquiler que impulsaron como un compromiso de empresa, pero pedía una mayor regulación para que sea una obligación para todas las empresas del sector.

También se habló sobre las subidas de tarifas del agua por parte de los municipios, que son impopulares, pero al final sólo cuando nos afecta a nuestro bolsillo es cuando empezamos ahorrar agua. En este sentido, expertos en gestión hídrica como Celso García, catedrático de la Universitat de les Illes Balears, y José Antonio Fayas, reciente premio Ramon Llull, apuntaban esta cuestión como clave para reducir el consumo de agua en segundas residencias, establecimientos turísticos y en general en grandes consumidores.

Se propuso también entre los asistentes no solo obligar sino también incentivar y premiar a los establecimientos turísticos a implementar nuevas tecnologías de ahorro y reutilización del agua. Tuvimos la oportunidad de escuchar a diversas empresas del sector turístico y náutico pioneras como Grupo Sirena, ARTIEM, Garden Hotels, Sea Club Resort y Alcudiamar, que ya se han adelantado a la regulación y por un compromiso de empresa han apostado por digitalización y la investigación para optimizar los usos del agua, y también, en algunos casos, la instalación de sistemas de recogida de aguas pluviales y reutilización de aguas grises.
Por último, también estuvo presente el debate sobre el papel de la administración pública. Fue unánime la necesidad de una modernización de las administraciones para reducir la burocracia y acelerar las actuaciones públicas. También, se expresó la importancia de una mayor coordinación entre administraciones para sumar esfuerzos y realizar políticas de largo alcance. En este sentido, también se manifestó que las políticas hidráulicas requieren más de una legislatura y debe haber acuerdos entre todos los partidos para garantizar acciones a largo plazo. En este sentido, el pacto por el agua promovido por la Alianza tiene como objetivo consensuar 20 medidas básicas para que gobiernen quien gobiernen haya continuidad en su cumplimiento.

En conclusión, estas jornadas han puesto el foco en que todas las soluciones frente a la escasez hídrica pasan por sumar esfuerzos y acelerar las medidas en el marco de nuestras responsabilidades; desde las instalaciones de una vivienda nueva hasta los sistemas urbanos de abastecimiento y depuración municipales pasando por la modernización de los establecimientos turísticos. En todos estos ámbitos de actuación se deberán acelerar las medidas de ahorro, sobre todo en grandes consumidores, la digitalización y la contabilidad del agua, la eficiencia en las redes de suministro y la reutilización del agua. No hay manual de instrucciones para una sequía, pero sí que hay un consenso social sobre las principales medidas prioritarias a llevar a cabo en nuestras islas.