Lo importante ahora mismo no son los hechos, sino el relato que se hace de ellos en los medios de comunicación y lo que es más importante, lo que le llegará a tu público objetivo, lo mismo da si es verdad o si es mentira. El Gobierno de Pedro Sánchez, salpicado por la corrupción más asquerosa por la compra de material sanitario durante la pandemia por la Covid-19, que ha permitido a mucha gente enriquecerse cobrando comisiones ilegales, tras la detención de una veintena de personas, incluido a Koldo García, asesor del exministro José Luis Ábalos, pretende hacer creer que estamos ante un caso de corrupción del PP. Por delirante que sea el intento, habrá quien se lo trague, porque memos integrales que niegan la evidencia y son incapaces de contradecir a su partido, como de criticar a su equipo de fútbol, pues siempre ha habido y siempre habrá. Los intentos de la claque socialista me recuerdan enormemente a las argucias dialécticas que los del PP estaban dispuestos a esgrimir cuando eran ellos los manchados por la corrupción de la Gürtel, etc. Por suerte, la mayoría de la ciudadanía es capaz de pensar por sí misma y sacar sus propias conclusiones, al margen de los editoriales de los periódicos y los argumentarios del equipo de opinión sincronizada de Pedro Sánchez. La gente no es tan imbécil como ellos creen y de ahí que ya hace tiempo que las urnas reflejan un contundente voto de castigo al PSOE, que ellos se empeñan tozudamente en ignorar, perseverando en aquellos comportamientos que les están haciendo perder apoyo electoral. Allá ellos. La infumable amnistía será su suicidio político, por lo que el PP, aunque con la boca pequeña lo critica, lo cierto es que deben estar felices y descorchando el champán. Ya verás la cara que se les pondrá a los socialistas cuando Puigdemont, una vez amnistiado, vuelva a echarse al monte.