Arranca la temporada turística en las Pitiusas y las previsiones apuntan a que se batirán todos los récords en llegada de visitantes. Hoteles llenos, colas en bares y restaurantes, carreteras atestadas de coches de alquiler, taxis piratas haciendo el agosto y por encima de todo, la espada de Damocles sobre las empresas y negocios, ante la falta de personal o la posibilidad de que falte. Imaginemos que a un restaurante se le marcha el cocinero, que viene a ser como si a una oficina, qué se yo, de la DGT, pongamos por caso, se le van los funcionarios y nadie es capaz ni de frenar la sangría ni de traer empleados públicos de fuera. ¿Qué sucede? Pues que tiene que acabar cerrando porque no puede atender al público. ¿Y quién va a querer venir a trabajar a Ibiza y Formentera, si tiene que dejarse el 70 por ciento de lo que gana en alquilar una habitación en un piso compartido? Y eso teniendo suerte, claro. De ahí que proliferen los asentamientos de caravanas e infraviviendas, porque en algún lugar hay que vivir. .

Autocaravanas

A nadie parece escandalizar que TVE emita en su programa informativo ‘En Portada’ un magnífico reportaje de 38 minutos titulado ‘Ahogados por el alquiler’, donde, entre otros, se muestre la realidad cotidiana de José Luis, un celador del Hospital Can Misses, que vive en una autocaravana porque con sus 1.500 euros de salario mensual no encuentra un apartamento en el que vivir él solo. A nadie escandaliza, pero es un auténtico escándalo. Ibiza vuelve a ser noticia en los medios de comunicación, pero por nada bueno. Lamentablemente, no es ninguna novedad porque esto mismo viene sucediendo en los últimos años, sólo que cada año es mucho peor. La situación se agrava temporada tras temporada y las medidas adoptadas por la Administración no tienen, por el momento, efecto alguno sobre el mercado de la vivienda.

Empresas

Las grandes empresas y también las medianas optan por ofrecer la posibilidad de facilitar alojamiento, que no vivienda, a algunos de sus empleados, pero ¿qué tipo de proyecto de vida se está proponiendo a estas personas? Del mismo modo que los jóvenes de las Pitiusas que quieran independizarse y quizás formar su propia familia, se enfrentan a una auténtica utopía, a no ser que sus progenitores tengan propiedades a las que ellos puedan irse a vivir. O que ganen mucho, mucho dinero para afrontar una hipoteca o un alquiler. De otro modo es casi imposible. La emergencia habitacional actual es un auténtico drama social, pero a nadie parece molestar que nuestra sociedad sea ya una auténtica sociedad fallida, porque una sociedad en la que los residentes más jóvenes no pueden afrontar un proyecto de vida autónomo, no es una sociedad, es un parque temático donde incluso a los maestros de escuela les sale a cuenta vivir en otro lugar y tomar un avión cada día para venir a la isla a hacer su jornada laboral y marcharse en otro vuelo ese mismo día a casa a descansar, antes que vivir en Ibiza. A esto hemos llegado, pero a nadie escandaliza.

Trabajadores

Y pensar que nos gastamos más de ocho millones de euros para construir la Escuela de Hostelería de Ibiza en sa Coma, para que no nos faltaran trabajadores cualificados, y ahora resulta que nos seguirán faltando porque no tienen dónde vivir. ¡Qué paradoja! Aunque, bien pensado, en sa Coma no se hacen viviendas para empleados públicos y VPO porque no se quiere. Realmente, en las Pitiusas no se hacen viviendas porque quienes tienen que permitir que se hagan, no sufren la emergencia habitacional. Y uno empieza a sospechar si no será que incluso les beneficia, porque lo que pasa en esta gran tierra es un auténtico escándalo, por más que ya a nadie escandalice.