En estos tiempos tanconvulsos, con una Ibiza que parece que va camino del desastre con una nueva temporada de récords de turistas que nos visitan, y pensando cómo podremos resistir a todo
ello, de repente hay cosas que me reconcilian con la vida. Momentos, historias, personas... queme demuestran que la vida, cuando quiere, afina con el pincel, erizándome la piel y demostrándome que no tengo palabras para nombrar todo lo que se me ofrece. Porque señores, eventos como la gala de Premios Onda Cero Ibiza y Formentera 2024 me demuestran que aún hay mucho que celebrar y que vivimos rodeados de gente con la que merece la pena compartir una charla, un abrazo, un apretón de manos, unas confidencias o unas simples sonrisas. Porque aunque hayas cosas que mejorar y por las que luchar, también tenemos que ser conscientes que Ibiza y Formentera están repletas de gente buena que se merece un reconocimiento… Tanto que les aseguro que el jurado que preside la siempre sonriente y repleta de energía y alegría Antonia Maria Cirer, cada año lo tiene más complicado para elegir a los ganadores de las 12 categorías. Y es que el listado de este año es para quitarse el sombrero, ponerse en pie y dejarse las palmas de las manos rojas de tanto aplaudir. Porque… ¿qué me dicen de la gran pianista y profesora Vera Sykora?, una checa que llegó a Ibiza en los años 80 por amor desde su país convirtiéndose en la profesora de varias generaciones de músicos de Ibiza, manteniendo intacta su ilusión, su fuerza, y esos ojos repletos de pasión por la música que transmite en cada
palabra. Lo mismo que DON, con mayúsculas, Toni Arabí, una de esas personas que dejan huella en todos los que tenemos el gusto de conocerle, gracias a su humildad y su cercanía tanto dentro como fuera del terreno de juego y que además cuenta con varios nietos que son una auténtica pasada,
sobre todo Marc que apunta maneras como narrador deportivo… o la hematóloga Estella Matutes Juan, pequeña, risueña, moderna y una de esas mujeres ibicencas que abren camino a nuevas generaciones investigando en la lucha contra las enfermedades de la sangre a pesar de que nunca haya
dinero suficiente para potenciar sus trabajos y si para otras cosas de las que mejor no
hablar.

Pero no son los únicos ibicencos que triunfan más allá de nuestras fronteras ya que, por ejemplo, la isla puede presumir de haber visto nacer a un proyecto musical que te reconcilia con todo lo bueno que
ofrecen las Pitiusas, como Ressonadors de Omar Gisbert y Joan Barbé – orgulloso nieto de su abuela Francisca – y que al que escribe le ha despertado aún más su pasión por Ibiza. O a Jordi Pereyra, uno de los mejores y más divertidos comunicadores de España, del Mundo y si me apuran de
ese universo que tan bien nos enseña desde su maravilloso canal de Youtube Ciencia de sofá. Y también, al equipo fantástico del Club de Robòtica Educativa d’Eivissa que encabeza David Solá con esa mezcla de conocimiento, determinación, ilusión, pasión y alegría que nos llega directamente al corazón con reflexiones que nunca dejan indiferente a nadie. Y por supuesto a Eduardo Mayol, director del BiboPark, y al que es una maravilla escuchar como disfruta explicando en qué consiste este lugar
que se ha convertido en un referente por su cuidado del medioambiente, su divulgación biotecnológica o su apuesta por la innovación.

Lo mismo que Carlos Martorell o Rafael Cardona. Los dos, por distintas razones, son historia viva de nuestra isla, el primero desde que llegara a Ibiza en el año 1962 y por su trabajo incansable en la promoción de la isla por todo el mundo, y el segundo por sus décadas de trabajo al frente de la naviera Trasmapi que creó hace 50 años en Formentera su familia, Los Viñas, junto a Alonso Marí. Escuchar a ambos contar sus vivencias es un placer porque son como una enciclopedia repleta de conocimiento,
y porque además consiguen que no desconectes en ningún momento.

Tampoco puedo olvidarme de la legión incansable de voluntarios de Nunca Solos Ibiza, que encabezados por la pasión que desprende Rosario de las Heras acuden al Hospital Can Misses para regalar a los ingresados su tiempo, sus sonrisas, sus palabras de ánimo o simplemente su atención en una labor que, como suele pasar en muchos casos, no es lo suficientemente reconocida. Ni tampoco de la comunidadeducativa del IES Marc Ferrer de Formentera que unidos por esa vocación tan especial que
solo tienen los que se dedican a la educación, son capaces de desafiar a los problemas de la vivienda, de los sueldos, de la insularidad o de la propia evolución de los tiempos, para seguir luchando por ser un
referente de la isla, tanto educativo como social, y un garante de todo lo que significa la maravillosa isla de Formentera.

Y finalmente, mención aparte merece el Club Náutico Ibiza que recibió el Premio Honor 2024 en la gala de este jueves en el Centro Cultural de Jesús. Reconozco que soy más de secano y de ciudad que los pasos de cebra y que hasta que llegué a la isla esto de los clubes náuticos me sonaba a chino, pero resulta complicado no emocionarse con las historias que te cuentan tantas y tantas personas que han disfrutado con este club emblemático de la ciudad de Ibiza a lo largo de sus casi cien años de vida, y por ello, pensando desde el corazón, no comprendo la decisión de la Autoritat Portuaria de Baleares. Seguro que está justificada y medida hasta el último detalle pero duele darse cuenta que en ocasiones no ganan los buenos. Soy foraster, pero como ibicenco de adopción gracias a toda esa gente buena que me abrió las puertas de par en par de esta isla, desde aquí me sumo a los más de tres minutos de aplausos que recibieron toda esa colla de gent bona que forma el Club Náutico y por ello todo mi apoyo más sincero.

Y ojo que aún he de agradecer a todos aquellos que me demostraron ayer y siempre que estoy en buenas manos y que puedo seguir siendo igual de feliz que un niño cuando sale del colegio. Ellos saben
quienes son… y por eso a todos… ¡¡Gracias Ibiza!!