Al dormido del final. Votad al dormido del final! Y todos le votaron para hacer la gracia.

Permítanme que les ponga en situación porque así de entrada no hay quien pille nada. Ahí van un par de pinceladas: Albores de los 80. Sentados todos en las sillas verde-hospital de una clase masificada de un instituto cualquiera de nuestra isla. Tampoco había mucho donde elegir. De pie una joven profesora que dice ser nuestra tutora y que nos comenta que tenemos que elegir. ¿Elegir qué? Ah! «Elegir quien». Eso ya cambia.

- Que os repito que debéis elegir a alguien que os represente. Que tenéis que elegir al Delegado de la clase.

Sorpresa! Estupefacción! ¿Elegir a alguien?

Pero si yo vengo de Sa Graduada (Llamado Colegio Nacional José Antonio) Por lo del Primo, imagino. Claro está que de Primo de Rivera. Que nunca tuve claro de quien era este familiar del que muchos murmuraban hasta que me lo encontré debajo de una piedra enorme en una población de las afueras de Madrid cuando me fui allí a estudiar con cuatro pelos en la barba.

Así que tras un momento de incertidumbre, sorpresa y satisfacción- pues era la primera vez en nuestra vida que alguien nos decía que podíamos elegir- lo hicimos.¡ Y ya lo creo que lo hicimos!

Y votamos al del fondo. A aquel que dormitaba junto a la ventana, pegado a la pared, escondido tras las espaldas del resto de alumnos mientras trataba de pasar lo mas desapercibido posible del mundo. «Tierra trágame», debió pensar hacia dentro.

No le sirvió de nada. Lo elegimos como Delegado nuestro en las que fueron las primeras elecciones de nuestras vidas. Nuestras primeras primarias. Nuestra primera colonia. Nuestro primer beso. Nuestro primer casi de todo y no sigo que me pongo sentimental y también por el recuerdo de los granos que tampoco eran moco de pavo. Todavía no había clearasil.

Y claro está que así nos fue porque aquel perillán que nosotros mismos nombramos se desentendió totalmente de su cargo desde sus inicios y no pegó palo al agua pasando olímpicamente de sus obligaciones.

Y como siempre me decía mi madre (es una frase exclusiva de madres): «Te lo dije!» En fin! Mea culpa y a lo hecho pecho.

Pues bien. Fíjate que resulta ahora que tras un proceso de primarias aparecen tres jinetes a la carrera y la misma escena del delegado me viene de nuevo a la cabeza.

¿A quién van a elegir las bases del partido Socialista? En qué van a basarse para llevar a cabo la elección del candidato más idóneo para los intereses del segundo partido más votado de las anteriores elecciones generales?

¿Elegirán a Pérez Tapias cuyos comentarios nos hacen revivir el discurso más retrogrado, anquilosado y chirriante de los primeros inicios del Psoe?¿Elegirán a Madina que tras esos aires de intelectual -niño- bueno rebosa de ambición por el cargo de Secretario General del Partido y que tras el varapalo moral que ha sufrido al perder en la mayoría de territorios del Estado ya no está tan sonriente como antes o elegirán a Pedro Sánchez ese del que he oído escuchar que dicen que es el más guapo y poca cosa más?

Difícil dilema. Decisión complicada para unos votantes que van a decidir el futuro de una formación política histórica y todo ello enmarcado en un proceso electoral en donde tal vez no gane el mejor sino el más guapo o el menos conocido por el hartazgo de la gente como ya pasó con Zapatero o tal vez al que mas promesas y brindis al sol haga si ve perdidas o mermadas sus posibilidades de éxito.

Está claro que son todos los que están pero no están todos los que son. Sin embargo la vida es así y lo importante en política - como en otros ámbitos de la vida- no es ser el mejor sino encontrarse en el momento adecuado en el lugar adecuado. A los hechos me remito. Y si no que se lo pregunten al Delegado de mi clase que todavía recuerda con aires de cabreo fingido el marrón que le soltamos cuando entre todos le nombramos nuestro líder a sabiendas que ya de antemano se presagiaba el fracaso. Aún así él estuvo allí y yo le voté.

Mea culpa.