El misterio eucarístico aparece incomprensible a muchos de sus oyentes en Cafarnaúm, y provoca discusiones y escándalo. Este misterio de fe y amor -la Sagrada Eucaristía- acaba produciendo el abandono de muchos que habían seguido a Cristo. Los católicos creemos, como decía el último domingo, porque Jesucristo lo ha dicho. En esto consiste el acto sobrenatural de la fe. Jesús había expuesto una verdad que expresaba el compendio de las maravillas de Dios, pero aquellos discípulos que le abandonaron se cerraron a la gracia divina porque no aceptaban algo que superaba su mentalidad estrecha. Respecto al misterio eucarístico no hemos de considerar solamente lo que cae bajo los sentidos, sino que hemos de atender lo que ha dicho el Señor y Salvador nuestro Jesucristo. Ante la incredulidad de otros oyentes, los Apóstoles no se escandalizan de lo que el Señor ha dicho sino que muestran tener ya una confianza muy arraigada en el Maestro. Simón Pedro expresó los sentimientos de los Apóstoles, en el momento en que Jesús dijo a los doce: «¿ También vosotros queréis marcharos?» Simón Pedro respondió: «Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros hemos creído y conocido que Tú eres el Santo de Dios. Nosotros, los cristianos, debemos tener la humildad de reconocer que podemos caer en la incredulidad si abandonamos los medios que el Señor nos ha dejado para permanecer unidos a Él, por la fe y el amor. Jesucristo, nosotros creemos en Ti, pero aumenta nuestra fe».