Lamento no ser un experto del nivel de Miquel Vericad, que en su currículum del portal de transparencia nos dice que es agente forestal. Con este nivel de sabiduría imagino que puede darnos lecciones sobre cabras, plantas endémicas, pero no sabía que también nos mostraría su maestría sobre periodismo. Vicenç Vidal ha ordenado exterminar las cabras de es Vedrà y Miquel Vericad la ha tomado con los periodistas «cabrum», los del tabloide, aunque dudo mucho de que sepa lo que significa.

Sin duda, el episodio de las cabras está tomando un cariz muy lamentable, circense en algunos momentos. Aquí o hay que estar a favor de la muerte de las cabras o debemos plantear que quizás hubiese otras alternativas. Hay que posicionarse, joder, que para eso estamos los periodistas. Cómo se nos ocurre a nosotros, al «cabrum», decir que hay más de 17.000 personas que piden responsabilidades políticas por lo ocurrido en es Vedrà. Cómo se nos ocurre publicar las declaraciones del conseller Vidal en las que llama caciques a los vedraners, seguramente a los que no conoce de nada. La palabra cacique, ya se sabe, está en boca de ciertos políticos como último recurso para demostrar su superioridad moral y ética. Y cómo se nos ocurre decir que hay documentos que demuestran que en es Vedrà hay cabras desde el siglo XIV, una información que publicamos en este medio y que otros rechazaron. Lamento decirle a Vericad que este tema aún tiene mucho recorrido, que mañana hay una manifestación y ya veremos cuánta gente hay, y que gobernar tiene estas cosas. Unas veces se acierta y otras recibes aplaudos. Otras fallas y te critican. Y si Vericad cree que hemos mentido en algo, que diga en qué. No será la primera vez que rectificamos, pero que nos trate como «cabrum» es pasarse de la raya.