Los que más me conocen saben que aborrezco el fútbol actual. Me sigue gustando practicarlo pero cada vez soporto menos este negocio que se lleva por delante ilusiones de niños que como yo algún día soñaron con representar al club de mis amores y en el que cierta prensa celebra con grandes portadas renovaciones millonarias de jugadores como si éstos fueran a salvar el planeta. Pero hoy mi queja tiene que ver con el seguimiento periodístico de la Eurocopa de Francia. Siento nostalgia de tiempos donde se publicaban artículos donde se hablaba de la historia, de las virtudes futbolísticas de algún jugador desconocido, de tácticas o de cómo una selección había llegado hasta la fase final. Ya saben análisis puro y duro. Fútbol en resumen. Sin embargo, ahora de eso ni rastro. Todo es cotilleo y secciones de tanto interés deportivo como fotografiar a las aficionadas más guapas, los tatuajes o las novias de los deportistas. ¿Y las radios y las televisiones? Merecerían capítulo aparte con retransmisiones llenas de patriotismo donde los entendidos discuten, solapándose con sus gritos, y haciendo que la narración quede en un segundo plano. Todo ello con comentarios del nivel como los repetidos una y cien veces en las redes sociales. Qué lástima. Qué lejos han quedado los tiempos en los que escuchar y ver un partido era una delicia y no un dolor de cabeza entre gritos de "¡¡Vamoosss!!", "¡¡Casiii!!" "¡¡Penalti, ha sido penalti!!". Y es que lo más repetido estos días ha sido la narración de un gol de Islandia en lugar de cómo juega esa selección. Una pena señores porque las facultades están llenas de talento y los blogs de verdaderos expertos que son auténticas enciclopedias.