Hay mucha gente que desconfía de las intenciones del gobierno municipal con respecto al barrio de sa Penya. Los ciudadanos están tan escarmentados que en cuanto ven alguna operación urbanística de cierto calado, piensan que alguien está preparando un pelotazo para beneficiar a algún amigo. Y tras el desalojo de las viviendas ocupadas ilegalmente en el barrio de sa Penya de Vila, situadas entre en la manzana que limitan las calles Alt y Retir, muchos ven oscuros intereses de los políticos para entregar tan preciada zona a los especuladores inmobiliarios que acechan la isla. Pero ayer el alcalde Rafa Ruiz dejó claro que el consistorio no tiene ninguna intención de especular ni de llevar a cabo ninguna actuación en ese sentido, sino que los inmuebles de propiedad municipal serán rehabilitados y que fruto de esa rehabilitación surgirán entre 10 y 12 pequeñas viviendas de protección oficial que serán destinadas al alquiler, que tanta falta hacen a la ciudad.
He oído a gente escéptica e incrédula, que recela de las verdaderas intenciones del equipo de gobierno municipal, y que ante mi defensa de lo que se ha hecho hasta ahora, piensan que más dura será la caída. Pero reconozcamos que los pasos que se han estado dando hasta ahora en sa Penya van en el camino correcto. Cuando lo más fácil hubiera sido mirar hacia otro lado, el equipo de gobierno –en esto contando con el apoyo de todas las fuerzas políticas del pleno municipal, conscientes de la importancia del proyecto– se ha arremangado y ha cogido el toro por los cuernos. Y encima ahora se cuenta con el compromiso del Govern, plasmado en la firma de un convenio por el cual el Ejecutivo autonómico redactará el proyecto de rehabilitación de las viviendas. En sa Penya empieza a verse la luz al final del túnel.