Los comentarios de Pablo Valdés no fueron «un desmentido en tono jocoso», como nos quieren vender, sino que fue un desbarre en toda regla de un cargo político irresponsable. Hasta cinco fuentes diferentes corroboraron la información sobre la problemática con los uniformes de la Policía Local de Sant Antoni. Para conocer el problema, al señor Valdés le habría bastado con estar al día de lo que sucede en ‘su casa’ o preguntarle a su compañera de gobierno Aída Alcaraz, una de las voces consultadas y cuyas palabras quedaron recogidas en la información publicada el jueves, día 3. La concejal de Gobernación hizo referencia a «faltas puntuales» y confirmó que la orden de jefatura de uniformidad fue tumbada. Apuntó que la contraorden se debió a que el pliego de condiciones presentado en abril presentaba defectos que podrían haber generado problemas con Intervención. No desmintió la información. 24 horas después de publicarse la noticia, nadie del Ayuntamiento había desmentido ni matizado la información. Fue Pablo Valdés el primero que salió al paso y lo hizo para mofarse de los policías. El sábado, día de la Diada de la Policía, el alcalde Pep Tur ‘Cires’ no desmintió la información. Aída Alcaraz tampoco lo hizo. Simplemente porque desmentir las deficiencias habría sido incurrir en una mentira. Ese mismo sábado se publicaba en el BOIB una partida de 8.000 euros para la adquisición de uniformes. El lunes, levantamos el teléfono, llamamos a Uniformes Riera y nos confirmaron el pedido de 20 equipaciones de invierno realizado el viernes, 48 horas después de la publicación. Por el volumen del pedido, parece que las «faltas puntuales» afectan a media plantilla. Las fechas demuestran que el Ayuntamiento maniobró de urgencia. A Valdés le habría bastado con comunicarse con Aída para conocer la realidad. La información estaba contrastada, su irresponsabilidad también.