La de problemas que tienen las obras para mejorar la travesía de Jesús, que el Consell Insular no quiere hacer recepción y exige a la empresa constructora que solucione las deficiencias que van surgiendo constantemente. De manera que se ha de llevar a cabo el saneamiento de la zona deteriorada y luego volver a asfaltar el tramo de unos 800 metros. Es difícil entender la situación que se ha producido para los conductores de vehículos, para los vecinos y los comercios del lugar. La buena noticia es que técnicos de Consell y de la empresa constructora seguirán trabajando en los próximos días para definir el calendario de las obras a realizar hasta que la obra de la travesía se pueda aceptar.

Por otra parte, cabe destacar la grave situación que atraviesa el vertedero de basuras de Ca na Putxa una vez que se ha anulado el contrato de triaje ya que los costes (dicen) serían inasumibles para el Consell. La cuestión es que la isla de Eivissa produce cantidades industriales de toda clase de residuos sólidos urbanos y que el vertedero actual tiene los años contados. Y no es solamente Ca na Putxa que almacena las basuras, sino que las encontramos en cualquier lugar de la isla. Hay demasiados vertederos clandestinos y es un problema que se arrastra desde siempre. Y los ayuntamientos no saben solucionarlo.

Así las cosas, me pregunto si no ha llegado la hora de estudiar en serio la posibilidad de construir una planta incineradora de basuras para solucionar de una vez poner todas los problemas que tenemos en Ibiza y en Formentera. Yo de usted, conseller Miquel Vericad, me lo plantearía.

Muy loable que el alcalde de Eivissa haya planteado a la Demarcación de Costas que el acantilado de Baix sa Penya está en muy malas condiciones y que supone un peligro de derrumbes en dicha zona, declarada Patrimonio de la Humanidad. Y es que el Colegio de Geógrafos de Baleares ya pedía soluciones hace casi una década y por el Ayuntamiento han pasado derechas, centristas e izquierdas y nada. Pero resulta que el problema no se da solamente en Sa Penya, sino que afecta al baluarte Santa Llúcia, al Convent, al Ayuntamiento y al Revellí. Y puesto que desde la construcción del dique de Botafoc la mar encrespada llega con más facilidad a la base del acantilado, de unos 250 metros lineales, aproximadamente, se hace necesario y urgente reforzar el acantilado (penya.- segat) y construir un arrecife artificial no visible para moderar los temporales de ‘llevant’ y de ‘xaloc’.