El Índice de libertad económica es una serie de diez magnitudes económicas creadas por la Fundación Heritage y The Wall Street Journal. Su objetivo declarado es medir el grado de libertad económica en los países del mundo. En 2015, España ocupaba el número 49 de 178 países, por detrás de algunos como Botswana, Bahamas, Chipre y Jamaica (!). Es interesante comprobar cómo existe una clara correlación entre libertad económica y bienestar. Los cinco primeros países de la clasificación son Hong-Kong, Singapur, Nueva Zelanda, Australia y Suiza, cuyas economías son consideradas «libres» y los cinco últimos Eritrea, Zimbabue, Venezuela, Cuba y Corea del Norte. Tras ellos se sitúan treinta cuyas economías son consideradas «bastante libres».

España está en el grupo de las consideradas «algo libres». Por detrás hay 87 países cuyas economías están «bastante o totalmente reguladas». Corea del Norte tiene una renta per capita de 1800 dólares y Hong-Kong 56.000.

España no se desarrolla de manera homogénea, sino que presenta un crecimiento divergente, «a dos velocidades», en el que unas comunidades autónomas avanzan y otras se quedan atrás. Buena parte de esas diferencias se explican por el mayor o menor grado de libertad económica vigente en los distintos territorios de nuestro país. Las comunidades autónomas más liberales tienen 10.000 euros más de PIB per capita y diez puntos menos de paro.

El economista Diego Sánchez de la Cruz ha tomado cifras definitivas de 2015 y ha elaborado una Clasificación de Liberalización Regional (CLR) que toma como referencia quince parámetros distintos: transferencias, peso del gasto sobre el PIB, eficiencia de las administraciones, deuda autonómica, número de entes públicos, porcentaje de ocupados a sueldo del Estado, esfuerzo fiscal asumido por los contribuyentes, facilidad para hacer negocios, libertad de horarios comerciales, grado de inversión en I+D, tasa de emprendimiento per capita, ausencia de paro, movilidad laboral, peso del sector privado en la educación y la sanidad. De acuerdo con ese ejercicio, la Comunidad de Madrid tiene la economía más liberal de España mientras que la de Extremadura se ubica a la cola. En las posiciones de cabeza (CLR-1) también entran Baleares, País Vasco o Navarra, mientras que en los lugares de cola (CLR-3) están Andalucía y las dos Castillas. La zona media engloba al resto de territorios, denominados CLR-2.

En el estudio del economista citado, llama la atención que aquellas comunidades que adoptan un mayor grado de liberalización alcanzan también un nivel de vida más alto. Hay una fuerte correlación entre una mayor puntuación en la CLR y un PIB per capita más elevado.

Las comunidades más liberales registran un PIB per capita medio de 28.837 euros. El grupo CLR-2, que refleja calificaciones intermedias en la Clasificación de Liberalización Regional, se queda en 22.232 euros. Por último, el grupo CLR-3, que es el de los territorios más intervencionistas, se queda en un PIB per capita medio de 18.426 euros. Hay, por tanto, más de 10.000 euros de diferencia entre la media de las regiones más liberales y la de los territorios que más trabas le imponen al desarrollo de la economía de mercado.

El estudio también compara la tasa media de paro de las distintas comunidades autónomas, atendiendo a su grado de libertad económica. La tasa de paro es claramente más baja en el grupo CLR-1 (una media del 15,77 por ciento) que en el grupo CLR-2 (20,31 por ciento) y en el grupo CLR-3 (26,31 por ciento). Hay, por tanto, más diez puntos porcentuales de diferencia entre los niveles de paro de las regiones más liberales y los datos de desempleo de los territorios más intervencionistas.

Sería interesante que, si nuestros politiquillos de chicha y nabo estuvieran en condiciones de hacerlo, leyeran a Hayek para tratar de entender cómo funciona la economía de mercado y dejaran de postular la tiranía de la igualdad forzada.