Hace más o menos una semana se hacía viral un vídeo grabado en el aeropuerto de Ibiza en el que se podía ver a un empleado del handling de Iberia revoleando por los aires las maletas que se le habían caído del carro con el que transportaba el equipaje a la zona de entregas. Una conducta por demás inadmisible que no es común. Lo que más duele de esta escena es que el desconocimiento del público sobre las normas aeroportuarias lleva a la creencia errónea de que todo el personal trata así el equipaje o hace de esta manera su trabajo. Si bien la mayoría de las veces las condiciones climatológicas y laborales no son las mejores, muy lejos está de ello, hay miles de empleados que no salen en ningún vídeo y que hacen muy bien su trabajo en el mismo marco de adversidades. También es necesario mencionar que alguna parte del eslabón ha fallado si un trabajador de estas características ha llegado tan lejos y las señales de alerta no han sido escuchadas a tiempo, quizás debido a la extrema falta de personal que se debe al drama de la vivienda y los pobres beneficios económicos que ofrecen los contratos a horas para aquellos que deseen cubrir el puesto de forma eventual.

Por otro lado, el hecho de que el vídeo haya tenido más de un millón de visualizaciones durante las primeras 24 horas y las cadenas nacionales de televisión se hayan hecho eco del mismo pone de manifiesto el debate sobre el derecho a la intimidad de las personas, las leyes vigentes, la inmediatez de la información y la idea de tener siempre presente que alguien puede estar filmándonos en todo momento. Vale que si nuestro actuar es correcto no tenemos de que preocuparnos pero nadie nos preguntará si estamos de acuerdo en que se publique un vídeo en el que salgamos antes de colgarlo en las redes.