Joan Boned, exconseller de Territori del Govern Balear

Es Eivissa una isla con un elevado número de residentes, a los que se suman durante la temporada estival miles de turistas; y ello hace que un elemento fundamental de nuestro día a día sea la movilidad. Y si de movilidad insular hablamos, adquiere suma importancia el transporte por carretera.

Por la densidad de población que se acumula, especialmente en los meses de temporada veraniega, nos encontramos con nuestra red viaria colapsada de forma casi permanente. Coches particulares, vehículos de alquiler, autocares turísticos y el transporte público; todos circulando al mismo tiempo por nuestras carreteras acaban provocando graves problemas de movilidad.

Esta problemática tiene dos ejes fundamentales: los vehículos privados por un lado y el transporte público por el otro. Los dos juntos vienen a ser como la pescadilla que se muerde la cola, ya que parece claro que lo deseable sería que se redujera considerablemente el número de coches privados circulando; pero también parece evidente que la consecución de este objetivo pasa por tener transporte público impecable y el actual es francamente mejorable. Por ello, la reducción de coches circulando se nos antoja una labor harto complicada con las herramientas de las que actualmente se disponen.

Esta legislatura parecía la idónea para tramitar y aprobar los cambios necesarios en el sector, dado que en este 2018 vencían las actuales concesiones, por tanto sería el momento de hacer frente a las modificaciones necesarias para poner a disposición de residentes y turistas un transporte público en mejores condiciones.

Este actual transporte público viene utilizando la misma red viaria que los vehículos privados, por lo que acaba siendo una víctima más de los mencionados colapsos viarios. A ello añadamos que mayoritariamente son vehículos antiguos, no adaptados y contaminantes y ya tendremos los elementos negativos necesarios para que los posibles usuarios sigan prefiriendo el vehículo privado.

Están muy bien las novedades que se apuntan y que deberían empezar a aplicarse con la nueva concesión, pero ¿servirán esas novedades por si solas, para solventar esos colapsos circulatorios? ¿Servirán para atraer muchos más usuarios?

Difícilmente se encontrará mejor ocasión que el trámite para la adjudicación de una nueva concesión para proponer un nuevo sistema o modelo de transporte público; más eficiente en todos los sentidos, con estricto cumplimiento de los horarios, mejores vehículos, más eficientes, más limpios, mejor adaptados, menos contaminantes. Y todo ello aplicado básica y fundamentalmente a las tres líneas troncales de nuestra isla; Eivissa-Sant Antoni, Eivissa-Santa Eularia y Eivissa-Aeropuerto; las tres carreteras con más tráfico.

Valdría la pena ser valientes y a través del Plan insular de transporte y con la participación de todas las administraciones implicadas proponer algo más que alguna modificación de lo de siempre. Valdría la pena apostar por un cambio radical y necesario del transporte público y, por tanto, de la movilidad insular.