Recurrir a la infamia en política tiene sólo una lectura: la absoluta carencia argumental que sitúa a quienes utilizan ese sucio recurso en la miseria ideológica y la mezquindad personal. Por eso, cuando entre los políticos y columnistas aparecen descalificaciones hacia VOX tan insostenibles como homófobos, machistas, tramposos ultras o saboteadores, los simpatizantes sólo pueden sonreír.

Imaginen hasta qué punto está desnortada la izquierda, que el archiconocido ‘Prohibido prohibir’ –hasta hace poco un eslogan progre– hoy se emplea como ariete para atacar a VOX. Los usan quienes imponen vía decreto las prohibiciones con que someten a las islas con el tramposo eufemismo «proteger aspectos imprescindibles», cuando lo que hacen es prohibir imprescindibles industrias florecientes. Lo último, fue prohibir los fondeos o los beach clubs de donde Ibiza recauda millones de euros en ingresos y obtiene la generación de cientos de empleos estables; riqueza para todos.

Quienes atacan las industrias de turismo VIP (el más ecológico) acusan a VOX de promover la anarquía de la industria turística, el turismo discotequero y el de borrachera. Son los disparates progres de rechazar el turismo ‘clubber’ y a la vez el turismo VIP, cuando su único objetivo es el secuestro de la libertad y la prosperidad que genera la propiedad privada, por unos obtusos mediocres que jamás crearon empleos ni nada. Mientras tanto, nos dicen cómo dirigir nuestras vidas, instalados cómodamente en la mamandurria de la subvención, dinero público que sale de nuestro trabajo para después dilapidar, vendiendo como excusa esa patraña de que lo hacen «por el bien común».

La infumable patraña de proteger la posidonia –los fondeos de todo el parque se hacen en apenas el 0.14% de su superficie (13 millones de metros cuadrados) y el 95% siempre en arena– oculta indiscriminadas multas contra la riquísima industria náutica que ya se ha despedido de volver a Ibiza, cuando el viable fondeo ecológico ni tan siquiera se planteó por esta banda de ‘ilustrados’ que sólo saben prohibir, multar y perseguir a esos ‘malditos capitalistas’.

El último éxito de los del ‘prohibido prohibir’ es prohibir la apertura de la mítica KU –hoy Privilege–, mientras en el conocido West-End se expulsa cada noche a miles de turistas, tratados como criminales (recuerden el eslogan ‘leftie’: #TourismTerrorism) con una policía que no puede tocar a los verdaderos criminales ilegales, que prosperan cada temporada. Éstos deben pensar: «Los ibicencos son unos imbéciles».

Para rizar el rizo, el último invento para este verano será prohibir la música en playa d’en Bossa más allá de las 11 de la noche, mientras miles de manteros, inmigrantes ilegales y bandas de prostitutas saquean nuestra única fuente de ingresos sólida, los turistas, en la más absoluta impunidad.

Es la política ‘bambi’ de quienes afirman que no somos baleares sino ‘paisos catalanes’, mientras también prohiben la enseñanza de nuestra historia y lengua común -el español- con aquellas leyes que implantó el Partido Popular, castigado duramente en las pasadas elecciones nacionales por los mismos ciudadanos que volverán a darles la espalda en las municipales por cobardes, corruptos y mentirosos. No lo olviden, su líder en Baleares Biel Company lo ha dejado claro: no derogará las imprescindibles leyes de inmersión lingüística pancatalanistas, porque, no lo olviden, nuestros turistas solo hablan catalán.

El último truco de la política-basura fue llamarnos en prensa tramposos antidemócratas por coger un manojo de papeletas del colegio de Can Misses y llevarlas a un bar. Para construir dicho libelo, vierten chismes de que no las repuse a la presidencia de la mesa, como hice, llamando estúpidos a los votantes y provocando la risa de mis vecinos.

Es el complot contra el sentido común y la realidad de los hechos donde van de la mano de un PP que se desangra, abierto en canal, y una izquierda ’ciudadana’ que divaga entre el puño en alto morado y el veleta color naranja.

«Bienvenido a la política» me decía un viejo amigo. Quedan tres semanas.
«Cualquiera que tenga el poder de hacerte creer idioteces, tendrá el poder de hacerte cometer injusticias», Voltaire.
Ladran Sancho