En Santa Eulalia del Río, por donde corre el único río de Baleares, reza la leyenda que en la noche de San Juan (el verdadero solsticio estival, pese a lo que digan los cartesianos científicos ajenos a las leyendas y supersticiones populares) puede recogerse una misteriosa flor en el Pont Vell, también conocido como Puente del Demonio. A su pie crece, únicamente durante esta noche mágica, una especie de musgo de verde absenta que florece antes del amanecer. Quien consiga introducir una de estas flores en una botella negra, habrá capturado a un duende local llamado fameliá.

El dueño de semejante duende poseerá un tesoro fabuloso, pues el fameliá está obligado a feina o menjar, a trabajar o comer de forma descomunal. Obras titánicas le son encomendadas que lleva a cabo con prodigiosa celeridad. Aunque a veces, si no se tiene el especial cuidado que merecen los genios de las botellas, este puede volverse en contra y acabar con la despensa, dejando a Carpanta a la altura de un tímido vegano. Entonces solo podrán calmarlo unas oraciones secretas junto a la rama de un olivo bendecido, o la astucia de una al.lota, que tienen mucho de sirenas…

Los aspirantes a vagos somos legión en las Pitiusas y la posesión de este duende local es muy codiciada. El puente estará de bote en bote: brujas, hechiceros y exorcistas se cruzarán esta noche con aficionados esotéricos, hoteleros y constructores en busca de la flor secreta para no volver a dar un palo al agua. Pero para eso hay que tener mucho talento.