Recuerde dónde leyó por vez primera que el cupo de 20 ciclomotores de residentes de Ibiza autorizados a circular en Formentera al día durante los meses de julio y agosto era ridículamente insuficiente hasta convertirse en vergonzosamente humillante. Cuatro meses después se constata que el cupo ya está agotado para prácticamente los 62 días del periodo restringido. Así, si usted quiere ir algún día a la playa a la isla vecina, sepa que deberá moverse por allí en taxi -y pagarlo-, o en transporte público -y pagarlo-, o alquilar uno de los 7.000 ciclomotores y 2.700 coches que las empresas tienen autorizados -y por supuesto, pagarlo-. También tiene la opción de intentar solicitar autorización de entrada de un ciclomotor en el cupo general de turistas no ibicencos (230 al día), como si no fuera residente de Ibiza aunque lo sea, pero en ese caso también deberá usted pasar por caja, cómo no.

Los formenterenses, sin embargo, podrán seguir viendo gratis a Ibiza con sus ciclomotores porque tienen la gran suerte de tener privilegios que el Consell de Formentera niega a los ibicencos, con la inestimable ayuda del Consell d’Eivissa, más preocupado en este asunto en Formentera que en sus administrados. Primero se pidió que no hubiese limitación de vehículos para residentes ibicencos, pero la hubo. Y no solo no se opusieron, sino que el presidente Vicent Torres aceptó de buen grado el agravio. Está visto y comprobado que en estas islas salir de tu casa te cuesta un ojo de la cara; nos toman a todos por turistas aunque no lo seamos. Pernoctas en un hotel aunque sea por necesidad o por trabajo y te toca pagar la ecotasa, aunque se hartan a decir que es un impuesto que pagan los turistas. Mienten. Y ahora si quieres ir a la playa a Formentera, te fastidias y pagas como si fueras extranjero.