El Rey del Olimpo operístico sufre una semana convulsa en la que la mezzosoprano Patricia Wulf, junto con 8 mujeres que permanecen en el anonimato, ha decidido acusar ante la prensa norteamericana al tenor de un supuesto acoso sexual acaecido hace más de treinta años. Sorprende que dicha acusación se produzca ante una agencia de comunicación y no en un juzgado, sin haber aportado una sola prueba de la presunta conducta lasciva del caballero Domingo. Para mayor abundamiento, la mezzosoprano carente de carrera operística presume en sus redes sociales de haber cantado con Domingo y con la excelsa Mirella Freni, algo que contrasta con la acusación emitida, la cual parece tener como único objetivo la notoriedad mediática en detrimento de la persecución de la verdad. La violencia machista debe ser perseguida sin titubeos, pero sin obviar los mínimos estándares de rigor y legalidad. Por ello tampoco hay que ceder en las garantías penales que amparan a cualquier inocente, siendo la primera de ellas la presunción de inocencia. Domingo no está imputado, ni procesado, ni formalmente acusado de nada y es por esa razón que el mundo de la ópera se ha volcado en la defensa del tenor madrileño. Muchas de las mujeres con las que ha compartido escenario han salido al paso de torticera acusación de Wulf poniendo de manifiesto la galantería y la caballerosidad del tenor. Nadie obvia que Domingo ha sido un perfecto y educado Don Giovanni, pero jamás un lujurioso y despiadado barón Scarpia. Este errático intento no logrará empañar una carrera dedicada a la divulgación de la ópera y la zarzuela, así como a la filantropía y la formación de jóvenes músicos. El único delito de Domingo es haber violado nuestro oído con sus impecables armónicos y su talento apabullante.
Opinión/Juan Carlos Rodríguez Tur
El affaire Plácido Domingo
17/08/19 4:01
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8 comentarios
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Muy interesante su artículo exculpatorio sobre Plácido Domingo. Simplemente me gustaría ver su cara si en lugar de la mezzosoprano acusadora hubieran sido su madre, su mujer o sus hijas las acosadas por el genial "Rey del Olimpo operístico", quizá el periodista que escribe se hubiera sentido halagado ¿quién sabe?
Tontos con tribuna hay en todos los medios. Y lo mejor es cuando confluye en el mismo molde que la personificación del niño mimado. No es el caso del arriba firmante, para nada. Antes habríase de enmarcar el remate de este panegírico: "El único delito de Domingo es haber violado nuestro oído con sus impecables armónicos y su talento apabullante." Una maravilla que amalgama retórica clásica, lírica y arte columnítico. Para mostrar en las facultades de Periodismo y Filología. Este tipo sabe hacer de todo seis veces, y bien, y mejor, más alto y más fuerte. ¡Bravísimo!
el personaje que ha escrito el articulo no es el mismo que salia en un programa de ib3 diciendo que era pescador? se permitira opinar tambien de Jacques Cousteau?
Nadie puede hablar si no ha estado ahí. Todo es opinable. Siempre que alguien va de divo o principalmente ostenta poder, está claro que se puede aprovecharse de la situación y de las mujeres. Algunos/as seguirán el rollo otros no. Igualmente el que escribe el artículo la lió en los medios de comunicación por que le anularon un concierto. Hay que ver todas las partes que opinan
Intentar obtener notoriedad mediática a costa de gente conocida y postureo en redes?? por Dios! no se me ocurre a nadie!... espera sí... quizá el que suscribe este mismo articulo??
Completamente de acuerdo con el opinador. Es una vergüenza el linchamiento de que está siendo objeto el tenor. Espero que sus abogados denuncien y pidan una fuerte indeminazacion por daños y perjuicios. Valiente artículo en estos tiempos de pelagatos, puritanos e inquisiciones varias.
Espero que a lo único que aspires es a llegarle al dedo gordo del pie vocalmente y no a su fama de baboso bien conocida en los teatros. De momento vas más para lo segundo.
Plácido Domingo no lo ha negado en ningún momento. Pero nunca faltan motivos para poner a las víctimas por embusteras. Mujeres mentirosas que se inventan agresiones para ganar "fama". Sentarse a escuchar a un tipo salido de la nada hablar desde su condición de género fluido sobre la evidente cultura de la violación hace que la silla queme y la vergüenza ajena sea difícilmente asumible.