El Día de Balears del pasado domingo dejó algunas anécdotas interesantes. Fue realmente curioso ver cómo en los discursos de los representantes políticos, en vez de resaltar y dar valor a lo que nos une, aparecieron quejas en un asunto que siempre crea mucha polémica como es la financiación. La sensación predominante es que nuestra isla no está bien financiada por parte del Govern de les Illes Balears. La última noticia que se ha conocido ha sido la de que los 10 millones de euros del remanente de Ports IB han sido destinados íntegramente a los trenes mallorquines. Ingeniería financiera aparte, la información evidencia, una vez más, la falta de sensibilidad y tacto del equipo de Francina Armengol con la mayor de las Pitiusas.

Esta noticia cobra más significado junto con la petición que hizo el vicepresidente del Consell d’Eivissa, Javier Torres, al conseller balear Marc Pons con respecto al pago de los sobrecostes por el uso obligado de nuestro famoso Cetis. Desde Ibiza se solicitó al Govern que, tal y como habían prometido en negociaciones para la reapertura de esta infraestructura, hiciera un esfuerzo y ayudara a pagar el enorme coste que supone hacer uso de la estación municipal.

Existe la posibilidad de que todo el mundo dijera que sí por el ansia de cumplir con una promesa electoral y por las prisas que tenían ante una la legislatura que llegaba a su fin. También es bastante probable que, una vez abiertas las puertas de la estación, el partido socialista haya sufrido una pérdida de memoria irreparable tras perder el gobierno en el Consell d’Eivissa. Es normal, y también comprensible, que uno sea incapaz de cumplir lo que no recuerda. La desgracia es que la Federación Socialista de Eivissa no tuviera la habilidad de que sus compañeros en el Govern firmaran el compromiso por escrito, algo que vendría muy bien para tratar de compensar esta lamentable e inoportuna amnesia. Igual es que piensan que los trenes de Mallorca tienen una parada en el Cetis. Todo es posible.

Desde el Govern reconocen que Ibiza está mal financiada en cuanto al transporte público, pero han sido incapaces de hacer un guiño a nuestra isla que sirva para paliar los costes de una mala gestión que supuso un incremento elevadísimo de los gastos del departamento de Transportes de la institución ibicenca, que se encuentra en coma financiero por una clara y evidente infrafinanciación por parte del Ejecutivo autonómico.

Pese a todo esto, el mayor sinsentido no lo apreciamos en las declaraciones de intenciones que nos llegan desde Mallorca. La mayor hipocresía sale de la mente de los que ahora exigen un transporte público gratuito desde nuestra isla. Lo hacen a bombo y platillo sin ni siquiera haberse molestado en calcular el coste que supondría esta medida. Sería comprensible de algún recién llegado a la política, pero se trata de las mismas personas que demostraron su incapacidad o falta de voluntad de hacerlo cuando gobernaban. Ahora, cuando los ciudadanos los han relegado a la oposición como recompensa, demuestran una irresponsabilidad enorme solicitando medidas que deberían saber de primera mano que son inviables con las reglas del juego actuales. De lo contrario, ¿por qué no las pusieron en marcha?

Hay movimientos y contradicciones que se pueden comprender en clave política. No es lo mismo gobernar que estar en la oposición y el rol puede cambiar cada cuatro años. Todos somos conscientes de ello. Sin embargo, el beneficio para todos los ibicencos sería mucho mayor si la FSE-PSOE y Unidas Podemos centraran sus esfuerzos en reclamar a sus compañeros del Govern que una parte de los 10 millones que lloverán del cielo a los trenes mallorquines repercutan en el transporte público de Ibiza. No estaría mal, ya que el puerto de Sant Antoni ha contribuido a ello. A no ser que sea cierto que el tren de Mallorca para en Vila; entonces, me callo.