Los dispositivos inteligentes están por todas partes. Los tenemos en nuestro hogar, en nuestro trabajo y, tal vez, en nuestro cuerpo -implantados y/o portátiles-. Nuestros coches, electrodomésticos y wereables son ordenadores con cosas adjuntas a ellos. Es un peligro que cada vez haya más dispositivos conectados a Internet sin la suficiente seguridad y regulación. Los dispositivos y las personas están en constante riesgo ante posibles ciberataques, la mayoría implican violaciones de datos, privacidad y confidencialidad. Aunque lo más preocupante no es si, por ejemplo, alguien piratea la conexión Bluetooth de nuestro coche y escucha nuestras conversaciones, sino que controlen el vehículo hasta el punto de desactivar los frenos o girar el volante. Estos ataques son los que deberían preocuparnos. Según la comisaria europea de Competencia, Margrethe Vestager, el número total de dispositivos domésticos inteligentes era de alrededor de 108 millones a finales del año pasado y se pronostica que alcanzará 184 millones de dispositivos para 2023. Ahora, la Comisión Europea ha puesto en marcha una investigación antimonopolio sobre los mercados y servicios vinculados al Internet de las Cosas (IoT). La investigación se centrará en los dispositivos portátiles -relojes inteligentes-, los dispositivos de consumo conectados que se utilizan en el hogar inteligente -por ejemplo, frigoríficos, lavadoras o televisores- y sobre los servicios disponibles a través de dispositivos inteligentes. Si la Comisión detectase problemas de competencia, podría abrir nuevas investigaciones para garantizar el cumplimiento de las normas de la UE en materia de prácticas comerciales restrictivas y abuso de posiciones dominantes en el mercado -artículos 101 y 102 del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea, TFUE-. Como afirma Margrethe Vestager, «esta investigación sectorial nos ayudará a comprender mejor la naturaleza y los probables efectos de los posibles problemas de competencia en este sector».