Poca salud, escaso turismo y mucho paro, este podría ser el resumen de la gestión de la crisis sanitaria que ha hecho el Govern Balear. Empezaron su andadura justificando su constante improvisación en la incertidumbre, argumento que siguen explotando a pesar de sus incalculables contradicciones y de llevar medio año gestionando la crisis. Baleares ha pasado de ser la comunidad con menos contagios del país a la que mayor incremento de contagios experimenta en términos relativos, un éxito de gestión por el que todavía nadie ha asumido la menor responsabilidad.

La consellera de Salud, Patricia Gómez, está sobrepasada por la situación y ha demostrado no tener un plan efectivo que contribuya a contener la propagación del virus. Ello no sólo le ha merecido las críticas de la oposición, sino de los ciudadanos, los profesionales sanitarios e incluso de su propio compañero Iago Negueruela, quien no titubea al indicar en público que la consellera debe dar muchas explicaciones. Mientras sus consellers se pelean, Armengol está ocupada demostrando su escaso peso en Madrid y su nula influencia en el panorama internacional.

Quien no se ha puesto de perfil es el Partido Popular de Baleares, que no ha dudado en apoyar al ejecutivo cuando era necesario, ni en hacer una oposición constructiva con propuestas destinadas a frenar los efectos del COVID-19. Propusimos que las mascarillas (como nuevo bien de primera necesidad) fueran gratuitas. Cual fue nuestra sorpresa cuando en la comisión de sanidad los socialistas votaron a favor y en el pleno la Señora Gómez dijo que para eso no había dinero. Sí lo hay, en cambio, para los 230 asesores nombrados a dedo para pagar los favores que debe Armengol.

La falta de fondos también afecta a los profesionales sanitarios a los que el PSIB (con la connivencia de Podemos y MÉS) va a recortar un 2 % su salario. Durante el día aplauden a los sanitarios por su heroicidad, pero con nocturnidad y alevosía no tienen pudor en sacar la tijera y aplicársela. Los populares hemos solicitado que tengan una compensación económica extraordinaria por el desgaste y el esfuerzo que han hecho durante estos meses, esperamos que los presuntos garantes de la sanidad pública no titubeen en apoyar nuestra iniciativa y cesen en los desplantes que están teniendo con el sector.

Otra de las capacidades más destacables de la titular del departamento de Salud es su habilidad para hacer caso omiso a propuestas que no salgan de sus filas. Votaron en contra cuando propusimos test masivos y controles efectivos en puertos y aeropuertos, pero tenemos la esperanza de que no hagan lo propio ante nuestra propuesta de hacer PCR en los lugares de origen y destino de nuestros visitantes para así poder reivindicarnos como un destino turístico seguro, algo que por mucho que lo repita Armengol, países de nuestro entorno se han encargado de dejar claro que no somos. Alemania, Reino Unido, Holanda o Austria han recomendado no viajar a Baleares, algo que no han hecho con Canarias.

Estas muestras de incompetencia se reflejan en unos servicios de urgencia desbordados sin personal suficiente, dimisiones por parte de los coordinadores de los centros de salud, una atención primaria al borde del colapso, un decreto sin consensuar que impone turnos sin la pertinente negociación colectiva y un ejecutivo que muestra su mejor sonrisa ante las cámaras y su peor versión en la gestión.

El Govern tenía un desafío que no ha superado por una gestión negligente que acabarán pagando los más afectados: los autónomos, los empresarios, los sanitarios y una comunidad que no merece un ejecutivo más centrado en el marketing que en la gestión de una pandemia.