El mes de Agosto de 2020 que hoy despedimos será recordado en Formentera, por el resto de nuestras vidas. Los ‘otros’ agostos eran sinónimo de muchas horas de trabajo, muchos turistas de todas las nacionalidades y en muchos casos de buenas cajas con las que hacer frente al invierno.

Pero en este agosto, la incertidumbre ha sido la compañera con la que nos hemos levantado cada día y la improvisación la fórmula con la que ir adaptándose a las muchas nuevas situaciones.

Éste será recordado como el mes del récord de casos de coronavirus en la isla, como el del brote que hizo cerrar la escuela de vela y el consiguiente mal rato de 80 familias. Otro hecho inolvidable es el del cierre del quiosco Pirata de ses Illetes por mantener trabajando a empleados positivos en virus y el del Molí de Sal por haber tenido a clientes infectados. También permanecerá en la memoria colectiva, la detención de su propietario, el Juez de Paz de Formentera. Otra de las sorpresas ha sido el anuncio del cierre de todos los restaurantes de ses Illetes al despedir agosto. Y también ha sido el mes de la disparatada rumorología, que de forma insensata ha ido sembrando la duda y el miedo innecesariamente. Con este panorama, lo del velero varado en Llevant y la llegada de tres pateras es de lo más ‘normalito’ y pasará al olvido.

Hay que decir que el panorama en abril era mucho más apocalíptico de lo que al final ha acabado siendo. En general, los empresarios suelen manifestar que han podido salvar los muebles y muchos esperan que el ‘nuevo confinamiento’ llegue lo más tarde posible. Sí, ha leído bien: el ‘nuevo confinamiento’, una nueva situación que parece ser un secreto a voces, que muchos estamos convencidos que llegará y que veremos como nos enfrentamos a él. Entretanto, sigamos siendo prudentes.