La portavoz de Podemos en el Consell ha iniciado una campaña política y mediática contra el incremento del sueldo de los consellers del gobierno ibicenco, que subirá un 2 por ciento en 2021. Dice la portavoz que es una vergüenza que con la que está cayendo en las Pitiusas, y en España en general, haya políticos que se suban el sueldo el año que viene, dinero que debería utilizarse para personas desfavorecidas, a los que acuden a diario a las colas del hambre en busca de alimentos. Sería un buen argumentario si nos remontásemos a 2014 y Podemos aún estuviese en la oposición, en las plazas haciendo debates políticos.

Las cosas han cambiado, y por si la portavoz no lo recuerda le diré que un tal Pablo Iglesias y su pareja, Irene Montero, aceptarán gustosamente un incremento del sueldo del 0,9 por ciento en 2021, con la que está cayendo. Y que sus compañeros del Govern no han hecho ni una sola propuesta política para destinar más dinero a entidades sociales, ni a las colas del hambre, ni a los niños malnutridos que afortunadamente desaparecieron de forma repentina nada más conocerse que Francina Armengol sería presidenta balear, ni tampoco a ayudar a las menores prostituidas. La única propuesta conocida de Podemos es oponerse a la retirada del plus de 22.000 euros a los dirigentes políticos de la formación morada procedentes de la Península.

De hecho, hasta tienen intención de votar en contra de sus socios de gobierno, con la que está cayendo. Mucho me temo que este discurso sobre sueldos que impulsó Podemos cuando estaba en las plazas y antes de entrar en las instituciones ya tiene muy poco recorrido y dará una escasa rentabilidad política. Y la culpa es de los compañeros de Viviana de Sans, y hasta me atrevo a decir que todo comenzó con Galapagar, con la que está cayendo.