Esta última semana ha sido prodiga en declaraciones de los representantes políticos de los diferentes partidos de nuestras islas. Ha sido la semana de la comparecencia de la presidenta del Govern en el Parlament y, de las intervenciones en el pleno de los portavoces de los diversos grupos parlamentarios se pueden sacar conclusiones poco alentadoras. También vale la pena analizar algunas frases, fruto de intervenciones en entrevistas o ruedas de prensa.

Lo que fácilmente se puede deducir de todo ello es que poco o nada se ha aprendido de todo lo que ha venido ocurriendo desde el inicio de la pandemia. Sigue produciéndose un enfrentamiento masivo, parece que la mejor manera de hacer frente al virus, es arremeter unos contra otros utilizando la pandemia como arma arrojadiza. No parece que haya calado como debía el mensaje de que en esta lucha no sobra nadie y que la mejor manera de afrontarla es uniendo fuerzas. Al contrario de lo que seria deseable, vemos como la oposición carga contra el gobierno y viceversa, vemos como se utiliza algún gobierno autonómico para tratar de desestabilizar al gobierno del Estado y somos testigos de disputas internas en el seno de los principales partidos.

La falta de la necesaria colaboración entre gobierno y oposición quedo muy clara en el debate parlamentario del pasado martes. Pudimos ver como el portavoz del PP insinuaba la oferta de algún tipo de pacto al Govern tendiendo una mano, mientras con la otra no hacia más que soltar zascas a la presidenta con todo tipo de acusaciones extemporáneas y con poco o ningún fundamento.

Tampoco estuvo muy afortunada la presidenta del Govern, al afirmar que mientras otros se dedicaban a salvar la Navidad, el ejecutivo balear optó por salvar vidas. La teatralidad excesiva tampoco suele ser la mejor formula para buscar el tan necesario consenso, sobre todo si tenemos en cuenta que las medidas que se tomaron en nuestras islas para hacer frente a las fiestas, tampoco destacaron por una extrema rigidez, ni contundencia. El resultado en Baleares no ha sido distinto al de otras comunidades, habiendo incluso llegado a encabezar en algún momento la lista de peores resultados de contagio y nuevos afectados por el covid, de todo el estado.

En el apartado de declaraciones en ruedas de prensa o entrevistas, alguna de ellas tampoco tienen desperdicio. Sin ir más lejos desde la portavocía del ejecutivo balear, se afirmaba haber aprendido del pasado y se aseguraba que habría que afrontar una futura desescalada con menos prisas de las que se tuvieron en su momento el pasado año. Pero claro, si nos atenemos a lo ocurrido con el fiasco de la pasada temporada de verano y si hemos podido comprobar como en lugar de haberse puesto a trabajar desde el pasado mes de septiembre con la mira puesta en el verano de 2021, lo que se hizo fue marear la perdiz de cara a las Navidades, pues así nos luce el pelo en estos momentos y ya se da por perdida la semana santa y revolotean dudas sobre si habrá o no próxima temporada estival. Igual es que no se aprendió mucho del primer fracaso.

Tampoco da la sensación de que se haya aprendido mucho del pasado, cuando desde la consellería de Turismo del Govern se anuncian corredores aéreos seguros para empezar a traer turistas la próxima primavera. Parece que ya no se recuerde lo que paso el pasado verano, que con convenios de transporte seguros, lo que dejo de ser seguro fue el destino.
Retomar los viajes de turistas con seguridad, no debe ser la prioridad. Hay que centrar todos los esfuerzos en conseguir que nuestras islas sean un destino seguro y una vez conseguido esto, lo de los corredores aéreos será mucho más fácil.

No puede volver a ocurrir lo del pasado año y para ello lo que hace falta es centrarse en lo realmente urgente y ello no es otra cosa que aprobar y aplicar el paquete de medidas necesario, que juntamente a una correcta y efectiva campaña de vacunación, consigan que el indice acumulado de casos activos de covid-19 esté por de bajo de los 25 por cada 100.000 habitantes en todas y cada una de las islas de nuestra comunidad autónoma.
No es tiempo de enfrentamientos y sobra verborrea. Las frases por si solas no sirven de nada y los desaciertos sostenidos aún menos.