Sin ánimo de parecer un pájaro de mal agüero, vuelvo a insistir como ya hiciese en uno de mis primeros artículos, las expectativas de la economía española a corto y medio plazo ofrecen un panorama tan desolador como esas imágenes rojizas que nos ha enviado el Perseverance desde la superficie polvorienta de Marte. Así están las cosas y el derrumbe de un 70% del sector turístico, del 35% del sector automovilístico o de más de un 20% en el de Transporte y Logística durante el año 2020, cuyo peso en conjunto supera el 34% del PIB, nos muestra un horizonte marciano desértico en el que ya sabemos que no hay trazas de vida alguna. Podría seguir desglosando datos por sectores y mostrando caídas no menos importantes que nos da una idea de la debacle a la que estamos inevitablemente condenados. Si a tales resultados nefastos, a nivel económico (los peores del mundo entre las naciones desarrolladas), le añadimos la mastodóntica y obsoleta organización territorial y la nefasta gestión política que rige nuestro destino (obsérvese que dicha empresa, la gigantesca industria de la manutención política, es la única que sigue boyante sin sufrir crisis alguna) compuesta por una telaraña pegajosa de miles de organismos, departamentos, instituciones, cargos de confianza, consejeros, entes, direcciones y directivos, organismos externos, asociaciones, ongs, representantes, liberados y toda esa maraña improductiva de enchufados que han logrado que más de cinco millones de españoles vivan en condiciones de pobreza extrema y, de paso, catapultarnos al cuarto puesto en Europa en el poco honroso ranking de la miseria y el desempleo. Y es que la estructura parasitaria con la que han ido deconstruyendo nuestra Patria es similar en su voracidad a la hiedra que acaba por devorarlo todo o a esa estafa piramidal recurrente que retorna cada tantos años para que las capas inferiores mantengan a cuerpo de rey a los que ocupan las jerarquías superiores (lamentablemente, en España, los timados somos siempre los mismos y, pese a ello, se mantiene inalterable la estafa desde hace décadas obligándonos a soportar sobre nuestras espaldas cada vez más escalafones de garrapatas, amiguetes y queridas). Y, mientras esto acaece y todo se derrumba, ellos, los gorrones insaciables, emulan con la profesionalidad de Pepe Gotera y Otilio la versión patria de Juego de Tronos, aquí mudada en una pelea cutre por el sobre o el cargo, entregados con su inexistente capacidad intelectual y moral a ese juego de niños en el que se da vueltas en círculos alrededor de una hilera de sillas hasta que cesa la música y uno se queda sin asiento. Ya se sabe; “El que fue a Sevilla…”. Así vemos desalentados, que si la HBO tiene su Juego de Tronos, aquí tenemos el Juego de Cromos y mientras el pueblo pasa hambre y lo único que vislumbra a corto plazo es la depresión y la incertidumbre, el aleteo de una mariposa en Murcia acaba provocando un auténtico tornado en la capital del reino y, por ende, en la totalidad de la política española. Y claro, ahora todo son prisas, puñaladas traperas, correveydiles, tactismo miserable, cálculos y estrategias electorales... ¡no sea que pare de repente la música y vaya a ser yo el que me quede sin silla! España no se merece esta chusma, España se desangra de una manera vertiginosa y va camino de convertirse en una momia reseca, España no debería perder ni un solo segundo en nuevas contiendas electorales (y menos con la bancarrota que se avecina por mucho que nos favorezca a los de VOX) ya que no tiene ni la energía necesaria, ni el dinero suficiente para hacer frente a tal despropósito cuando el índice de pobreza rebasa ya cotas insoportables. Lo poco que les queda en la mediocridad de sus mentes y aún menos, en caja ,deberían dedicarlo íntegramente a tratar de paliar la tragedia que se nos viene encima y que millones de españoles experimentan a diario en esas colas humillantes del hambre que parecen haberse normalizado y pasado a formar parte del mobiliario urbano. Pero… el problema es que lo que está en juego es Madrid, la joya de la corona, la reina de este tablero de cartón piedra que solo da para que vivan en la opulencia varios cientos de miles de privilegiados; y no importa que la contienda vaya a provocar que perdamos dos meses vitales (¡justo cuando despunta otra temporada turística llena de incertidumbre!) en una lucha titánica ya todos saben que el ganador dispondrá del comodín que asegura la victoria en la partida de cartas. Porque, que no quepa la menor duda, Murcia, en este puñetazo sobre el tablero que ha volcado todas las fichas, es totalmente intrascendente y, si acaso, una muestra miserable de la política barriobajera que se pergeña en los despachos de Ferraz tan ajeno a los problemas reales de los españoles. Esta es la casta que nos gobierna, este es el talante miserable de los aprendices chapuzas de Maquiavelo que inician su particular Juego de Cromos mientras los fondos buitres revolotean sobre una España agonizante adquiriendo a precio de saldo los despojos de sectores vitales de nuestra economía. El dinero mendigado en Europa apenas si llegará para cubrir unos meses (y, faltaría más, para garantizarles a ellos que no decaiga la fiesta de los Ministerios y Consejerías) con una deuda exterior que ha cerrado el 2020 con un déficit de 117% (122.430 millones más que el año pasado hasta alcanzar 1,314.335 millones de euros. Si alguien quiere desmayarse que lo multiplique por las antiguas pesetas) y que galopa según las previsiones hasta el 122% del PIB durante el ejercicio en curso, su máximo en 118 años; la tragedia social que se masca empequeñece a todas las plasmadas en las obras de Esquilo, Sófocles y Eurípides . Este es el resultado de los distintos gobiernos de izquierdas y derechas, esta es la deuda que les legamos a nuestros hijos y a sus descendientes (¡España dedica al pago de los intereses de dicha deuda desde 2017 una media de 31.500 millones anuales, 87 millones cada día o, 3,6 millones cada hora!). Esta es la España que se han construido para ellos nuestros dirigentes; ni paro, ni pandemia, ni verano, ni hambre, ni deuda… ¡Ahora, lo que toca es luchar de nuevo por garantizarse la poltrona!