Joan Torres, durante el último Pleno del Ayuntamiento de Sant Antoni. | Daniel Espinosa

No podemos atribuir a Joan Torres todos los méritos de la futura desaparición de El PI del mapa político en Ibiza, pero su bloqueo en Sant Antoni es una muestra de cómo un partido que surge por la debilidad del PP va camino de convertirse en una triste pesadilla para los ciudadanos. Hay que hablar claro: este tipo de partidos no nacen desde la ideología sino para ocupar el poder, les da igual gobernar con derechas o izquierdas y les importa un bledo el ciudadano de a pie.

Con Jaume Font era más fácil vender un discurso porque el político mallorquín tenía carisma y mucha experiencia, pero la actual dirección de El PI va sin rumbo y previsiblemente acompañará a Ciudadanos al ocaso político cuando se celebren las próximas elecciones dentro de dos años. Hay ejemplos que demuestran que E PI ha perdido el rumbo. Hace unos meses, cuando miles de ciudadanos estaban en ERTE y las empresas al borde de la quiebra, la principal preocupación de El PI era el desarrollo del Régimen Especial de Balears, un asunto del que se lleva hablando más de 20 años y sin ningún avance. A partir de ahí hablar de estrategia en El PI es simplemente una pérdida de tiempo. No soy quien para dar consejos, pero si el PP fuese valiente rompería definitivamente con Joan Torres.

Gobernar en minoría es una opción, y tampoco es un drama volver a la oposición. Siempre es mejor eso que gobernar con políticos que están más pendientes del titular que saldrá al día siguiente que de hacer algo de provecho para los ciudadanos. A este tipo de políticos les da igual si se acumulan los expedientes en Urbanismo, un desastre que ya se arrastra de la pasada legislatura con otro fenómeno de El PI al frente, por cierto. Pero ya les aseguro que este tipo de políticas tienen fecha de caducidad.