Tensión. Tensión y pánico... y no por un nuevo récord en el precio del megavatio, que también podría darse el caso. No hay temporada que se precie sin episodio de motosierra o hacha protagonizado por alguno de los insignes vecinos o visitantes de la isla. Esta vez el escenario fue el barrio de la Marina. Años atrás fueron Talamanca o es Viver. La siesta del lunes se tornó pesadilla cuando uno de los vecinos irrumpió en plena calle d’Enmig blandiendo un cuchillo. La cosa se tensionó más si cabe cuando el ínclito vecino cambió las amenazas con arma blanca por una motosierra.

Cuentan en el barrio que la cosa no acabó «a lo Texas» porque los vecinos hicieron piña y sesión de terapia psicológica con el paisano que desde hace un largo tiempo venía ocupando una vivienda de la zona. Tras desvencijar una mesa a golpe de motosierra, el torbellino se retiró a su morada y fue detenido por la Policía Nacional. Cuentan que la motosierra espada era un modelo de gasolina y es que el panorama no está para juegos con la factura de la luz. Como dice Santi Balmes en su contraespionaje: «Septiembre vendrá a buscarme y aún no sé la lección, sobre saber comportarse al nacer y en el adiós...».   

Cada temporada la crónica de sucesos nos deja algún episodio violento protagonizado por los amantes de la ocupación. El año previo a la pandemia, el enajenado de turno arremetió a golpe de hacha contra un joven que se encontraba con unas chicas en una vivienda de lujo de Talamanca que el agresor había okupado y realquilado a las jóvenes. Cosas que pasan en Ibiza.   

También es cierto que ha habido episodios en los que una radial se empleó para un final feliz como cuando los bomberos tuvieron que acudir a Can Misses para retirar un anillo de hierro que un turista portaba en un apéndice de su entrepierna.