Playa de Formentera. | Toni Ruiz

Muchas veces se ha dicho que el mundo de la política es como una selva en la que puede pasar de todo. Habría mucho que debatir sobre este tema, ahora bien, hay que reconocer que estos últimos días ha ocurrido algo que supera con creces la más estrambótica situación que cualquiera pudiera llegar a imaginar.

Una de las noticias que han llamado la atención ha sido sin duda la licitación de diversos quioscos en el litoral de Formentera. Toda la polémica surge cuando se conoce que la práctica totalidad de los mencionados quioscos playeros pasarán a manos de titulares distintos a los que lo habían sido hasta la fecha, muchos de los cuales llevaban cuarenta o cincuenta años explotando esos negocios.

Lo cierto es que, con la adjudicación provisional de seis de los ocho quioscos que se licitaban, el Consell Insular de Formentera ha provocado un importante revuelo que podría parecer que ha sorprendido a todos aquellos que hasta la fecha venían siendo los titulares de las concesiones. Cabe señalar en primer lugar, que resulta como mínimo curioso que les sorprenda y les alarme el resultado del proceso. Todos y cada uno de los que participaban como candidatos en el proceso de licitación debían de ser conocedores en qué tipo de proceso estaban participando y cuáles eran las condiciones en que el mismo se iba a desarrollar, entre otras cosas me imagino que la puntuación prevista para cada uno de los tres sobres cerrados que cada candidato debía presentar, eran de pleno conocimiento de los mismos. Por tanto, debían saber de antemano la puntuación prevista para el sobre que contenía la oferta económica, que parece ser la que finalmente ha establecido el resultado final.

Por todo ello resulta algo extraño que el resultado haya sorprendido a los hasta ahora titulares de estos negocios, sobre todo si, como parece, algunas de las condiciones del actual proceso eran distintas a las de licitaciones anteriores. Se puede poner como ejemplo de estos cambios que las condiciones y la actividad a desarrollar en esos negocios va a ser distinta, con una previsible mayor ocupación y con mejores servicios a ofrecer.

Sin ninguna duda, el planteamiento de base que se está proponiendo desde la administración responsable es un cambio en el modelo de este tipo de quioscos de playa y, con toda seguridad, eso mismo puede haber sido lo que ha provocado el mayor interés de terceros a la hora de plantearse la posibilidad de optar a la concesión de este tipo de negocios.

Todo ello podría ser objeto de un apasionante debate, ahora bien, lo que yo quiero resaltar es el posicionamiento de uno de los dos partidos del equipo de gobierno del Consell. PSOE y GxF conforman el ejecutivo actual y hace unos pocos meses tuvo lugar el relevo al frente de la institución insular, ocupando actualmente la presidencia la representante socialista, cargo que hasta hace nada ocupaba la representante de GxF.

Ni uno ni otro pueden pretender ser más o menos responsables de todo lo que está sucediendo, ya que ambos partidos conforman la Comisión de Gobierno que ha tomado todas las decisiones en el proceso que nos ocupa. A pesar de ello, vemos como desde GxF se ha actuado con absoluto cinismo y sin el menor rubor y, además de haber manifestado públicamente su opinión sobre la inconveniencia del sistema de licitación aplicado en esta ocasión, no les dio ninguna vergüenza participar en la concentración que se convocó para protestar por el cambio de modelo.

Señoras y señores de GxF, no lancen balones fuera afirmando que la Conselleria de Medi Ambient no es gestión suya, pretendiendo responsabilizar exclusivamente al PSOE, ya que en la elaboración del pliego de la polémica también estuvo implicada la Conselleria d’Hisenda y esa sí la gestiona uno de los suyos.

Incoherente es posicionarse políticamente contra algo de lo que tú mismo eres responsable directo, pero lo que ya pasa de incoherente a ridículo es que se quiera tomar el pelo a todos los residentes de Formentera mostrando indignación y decepción por el nuevo modelo de negocio por el que se ha optado, ya que tú eres directamente responsable de tal decisión y sigues formando parte del gobierno que ha aprobado tanto el pliego utilizado como la adjudicación provisional resultante.

Nadie debería gobernar si no es capaz de asumir y defender sus propios actos y decisiones.