N i Ser homosexual, hombre o mujer, o transexual o sentirse identificado con alguna de las restantes siglas del acrónimo que distingue a las organizaciones de defensa de la diversidad sexual, no es sinónimo de votante de izquierdas, por mucho que los partidos de esa ideología pretendan apropiarse electoralmente del movimiento surgido en 1969 a partir de las manifestaciones de protesta por una redada policial en el neoyorquino bar Stonewall Inn. (Descripción de siglas. LGTBI: L: lesbiana; G: gay; T: transexual; B: bisexual; I: intersexual; con el tiempo se han añadido Q: queer, no se sienten parte de las etiquetas tradicionales; y el signo +: no se engloban en ninguna de las definiciones anteriores).

Los preparativos del 28 de junio, día en que recuerdan aquellos incidentes, vienen precedidos por el sofoco del episodio protagonizado por los números uno y dos del mismo partido, Podemos, Alberto Jarabo y Sonia Vivas, integrantes del gobierno municipal de Palma, a cuenta de la ruptura del papel histórico de la asociación Ben Amics en la organización de las actividades del Orgullo, con esa denominación se ha consolidado como símbolo, que culminan en una manifestación con un marcado carácter festivo en paralelo al inicialmente reivindicativo, en buena medida como signo de normalidad, a pesar de que sigue habiendo agresiones a personas por su tendencia sexual, como evidencia del camino que queda por recorrer para erradicar la violencia.

La concejal Sonia Vivas, cuya notoriedad traspasó fronteras al vincular el tamaño de los atributos masculinos al nivel de agresividad de los varones, ha incorporado al apresto del Orgullo a una organización privada internacional, Ella Global Community, especializada en tales menesteres, con la oposición manifiesta de Ben Amics, que serían receptores del apoyo del otro concejal en liza. Sonia denuncia a Alberto por las trabas burocráticas que, dice, pueden impedir sus festejos y amenaza con romper la mayoría municipal si no cesa la hostilidad de su jefe de filas. El alcalde, José Hila, como cada vez que alguien le levanta un poco la voz, se amilana y aparta a Jarabo del proceso. La última reculada del primer edil había sido provocada por una manifestación de motoristas indignados por el anuncio de que deberían pagar por estacionar en zonas reguladas; por una vez que Hila tenía una idea para terminar con un privilegio incomprensible…

La simpar Vivas tendrá, pues, su Palma Pride Week (sorprendente el silencio del catalanismo militante), la Semana del Orgullo de Palma, con iniciativas que culminarán en la fiesta de sa Feixina, se supone que con la presencia, también, de los activistas de Ben Amics. De forma semejante a como la ministra Irene Montero con su apoyo a todo lo trans ha introducido la cuña de la desconfianza y la división en el feminismo tradicional, en buena medida monitorizado por el PSOE, en Palma se ha escenificado una escaramuza para capitalizar el Orgullo al margen de la organización de siempre, Ben Amics.

Las instituciones otorgan una influencia a los colectivos LGTBIQ+ que no se corresponde con la realidad. A pesar del indudable poder del lobby gay en ambientes como el del espectáculo por ejemplo, es dudoso que un puñado de votos, si es el caso, compense la trifulca municipal.