Rafa Ruiz durante el último Pleno del Ayuntamiento de Ibiza. | Daniel Espinosa

El nepotismo es el nombre culto con el que se conoce el vulgar enchufe de toda la vida. El alcalde de Ibiza, el socialista Rafa Ruiz, ha demostrado en este 2022 que sabe a la perfección de qué se trata. Ahí tenemos al tuitero Benet, vomitando odio a diario en la red social más irreverente del mundo (gracias, Elon, por devolvernos la libertad) a cambio de 45.000 euros anuales que salen de nuestros bolsillos. O a Alfonsa Boned, otra señora vinculada al crack de las sociedades, Alfonso Molina, y cuya función en el Consistorio es la de ejercer de correveidile entre concejalías. Y, como no era suficiente, ahora nos ha colado a Azahara Peña.

Lo de Peña es un poquito más grave. Porque, imagino que pensando que nadie se daría cuenta, ha colocado a la secretaria general de las Juventudes Socialistas en el Ayuntamiento mediante empresa interpuesta, Nascor Formación, con vínculos también con Molina. Y, con este objetivo, se ha redactado un pliego de condiciones para la adjudicación que, sinceramente, parece un traje a la medida de esta también tuitera de excepción. Se le dan funciones de personal municipal y, por si no fuera suficiente, se le garantizan cuatro años de curro a costa de nuestros bolsillos y a cambio de 145.000 euros, que recibirá Nascor. Medio piso, para que lo entienda el llamativamente callado Aitor Morràs.

Solo dos factores explican lo sucedido: la soberbia del gobierno de los humildes y la certeza de que los satélites mediáticos del PSOE se mantendrán en silencio. La jugada, sin embargo, le ha salido mal. Y aquí estamos, esperando explicaciones de Agustinet y de Ruiz, mientras observamos cómo la FSE-PSOE y sus lacayos nos ponen de vuelta y media en redes sociales. Nada nuevo bajo el sol.