Hace unos días, los medios de comunicación publicaban una noticia donde la influencer Marie Kondo refería que con hijos es imposible mantener el orden. Por si algún lector desconoce quién es este personaje, haciendo una definición sencilla sería la guía espiritual del orden en el hogar o el trabajo, que desarrolló el método konmari, en el cual relacionaba espacio ordenado con tranquilidad y felicidad, además de contar con millones de seguidores en todo el mundo.
La noticia para cualquier padre o madre de familia no deja de ser una evidencia, incluso un absurdo, dado que orden e infancia tienden a ser antagónicos. El problema puede estar en una sociedad consumidora y hambrienta de estilos de vida «neosaludables», que a través de los gurús de las redes sociales o de libros «milagros» pretenden conseguir unas metas bastante alejadas de la realidad.
Evidenciado a partir de la cantidad de personas que han salido a criticar a Marie Kondo después de sus declaraciones, incluso expresando cierta frustración porque no conseguían alcanzar los objetivos que ella propone y encontrando ahora una liberación tras el fracaso de la gurú con sus propios hijos.
No hace falta ser un experto en educación familiar para determinar que entre los principales motivos de discusión con los hijos, el orden se encuentra entre ellos. Las familias dedicamos mucho tiempo y esfuerzo intentando que los menores coloquen su habitación, recojan sus cosas, ordenen el armario, lleven la ropa sucia al cesto, etc. Pero uno de los factores más determinante en este hecho, es que el orden no tiene un estándar fijo y dependiendo de cada uno de los progenitores el nivel puede ser diferente. Es decir, en parte tiene que ver con opiniones y gustos personales, a partir de aquí cada persona puede tener su propio orden.
En las escuelas de familia sobre este tema suelo recomendar que el orden debe estar marcado por la convivencia. Esto es, que el desorden de uno no condicionen el funcionamiento del resto. A modo de ejemplo, podemos discutir porque las zapatillas están tiradas en el salón o porque las zapatillas están tiradas en la habitación, siendo un hecho semejante, será más importante recogerlas del salón, dado que están en una zona común y yo me puedo tropezar con ellas.
El orden en el hogar es una competencia que se va adquiriendo durante el desarrollo de la infancia y la adolescencia, por consiguiente se trata de un proceso largo. En algunas ocasiones ser flexibles, comprensivos e incluso evitar ser beligerante en este tema nos puede ayudar a disfrutar más de nuestros menores.
Tras del chasco de Marie Kondo, propongo la idea ‘ser feliz en familia a pesar de tener un hogar desordenado’ para que alguien desarrolle un nuevo método, ahí lo dejo para nuevos gurús de las redes sociales.
ivancastroconsulta@gmail.com
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