El presidente del Gobierno y secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, estuvo el miércoles en Ibiza. Vino en un súper contaminante jet privado, de los que Unidas Podemos quiere prohibir aterrizar o despegar en la Isla. Recuerden esto cuando oigan hablar a los socialistas de sostenibilidad medioambiental y de combatir el cambio climático. Luego se fue a Mallorca y aprovechando el viaje, se llevó en el Falcon privado super contaminante a Francina Armengol. Prefirieron ir en un jet privado que contamina una monstruosidad antes que en Uep Fly. Lógicamente.

La visita de Sánchez pasó sin pena ni gloria, excepto para Rafa Ruiz, al que encomió y alabó hasta la náusea, no se sabe si por tener la ciudad hecha unos zorros o por estar imputado en un presunto caso de corrupción. Por lo visto, estar involucrado en el supuesto amaño de un concurso de la Autoridad Portuaria de Balears es algo de lo que uno tiene que estar satisfecho y su partido, orgulloso.
Patxi López, el portavoz parlamentario del PSOE, se escandalizaba porque Alberto Núñez Feijóo comió en Ibiza en la misma mesa que el presidente del Consell d’Eivissa, Vicent Marí, que también es investigado por la Justicia, pero como es del PP, nadie debería comer con él, al contrario de Rafa Ruiz, con quien también comió Pedro Sánchez sin que Patxi López lo haya criticado entre alaridos en la tribuna del Congreso.

La política de hoy en día es así, sobre todo en Ibiza, donde la corrupción que se denuncia es la del oponente, porque la propia se tapa y se camufla. Y se enaltece a los investigados con loas y ovaciones, obviando las conversaciones que todos hemos podido leer, y las sentencias del TSJB y del Tribunal Supremo que evidencian que las cosas, con respecto al Club Náutico Ibiza, se hicieron de cualquier modo menos bien. Ya veremos si delictivamente, que es lo que sospecha la jueza Martina Mora, la Fiscalía Anticorrupción y el Grupo Anticorrupción de la Guardia Civil.

Es una lástima que Josep Marí Ribas ‘Agustinet’ no aprovechase la visita del presidente Sánchez y de la candidata socialista a la reelección, Francina Armengol, para darle una vuelta por el Hospital Can Misses, con lo cerquita que estaban. Hubiera comprobado el descontento y la indignación de los profesionales sanitarios y de los pacientes y sus familiares, que les llevó ayer a protagonizar una nueva manifestación para exigir una sanidad pública digna y de calidad. ¡Como si estuvieran en Madrid!
La panda de los rebeldes, los chicos de Unidas Podemos, también pudieron llevar a la ministra de Igualdad, Irene Montero, a Can Misses, pero prefirieron ir al parque Reina Sofía.

Lo ideal hubiese sido llevarla a la puerta de la cárcel de Ibiza o en los juzgados, para recordar a toda la ciudadanía a los miles de agresores sexuales a quien se ha rebajado la pena o han sido directamente puestos en libertad gracias a su infame Ley ‘Sólo sí es sí’. Ya sé que hubiese sido algo fuerte, pero no más que lo que deben sentir las víctimas de esos agresores sexuales beneficiados por su ley suelta violadores. El próximo domingo por la noche, de hoy en siete días, sabremos el veredicto de la ciudadanía tras su paso por las urnas. Como anticipo, la encuesta del Instituto Balear de Estudios Sociales (IBES) que otorga un 46,5 por ciento de los votos a Vicent Marí y al PP en el Consell d’Eivissa. Agustinet lograría salvar los muebles al mantener sus cuatro escaños, lo que demostraría que los milagros existen. Y Oscar Rodríguez, el candidato de Unidas Podemos, entraría en solitario en el Consell, lo que confirma que la democracia es un sistema político fantástico.