Ángela Dellert-Lenton y su marido Gregory Lenton este martes frente a su academia de música. | Irene Arango

Tras casi tres décadas de música, la academia de música La Clave de Sol se prepara estos días para dar por finalizada su trayectoria.

Una trayectoria en la que su responsable, Ángela Dellert-Lenton, no se atreve a cifrar el número de alumnos y alumnas, «seguramente sean miles, entre los que quisieron probar en un momento dado de su vida y quienes acabaron continuando con su carrera».

El matrimonio formado por Ángela, que es soprano lírica y profesora de piano y de canto, y Gregory Lenton, prestigioso pianista, jefe de orquesta y jefe de estudios en el teatro lírico de Oldenburgo, desembarcó en Ibiza en 1994, año en el que ofrecieron su primer concierto en la sala Sa Nostra.

Solo un año más tarde, en 1995, Ángela y Gregory fundaron su academia en la calle Vicente Serra y Orvay. El éxito de su iniciativa les llevó a tener que hacer varias ampliaciones del local hasta su mudanza, cinco años más tarde, a su ubicación definitiva, en el Bulevar Abel Matutes Juan, frente al colegio de Sa Graduada.

El epicentro educativo de la academia siempre fue el piano, con el método de enseñanza elaborado por el mismo Gregory. Sin embargo también introdujo a pequeños y mayores la afición y el talento con el canto, de la mano (y la voz) de Ángela,  la guitarra y demás instrumentos. Talento cuyos alumnos han podido lucir en los tradicionales festivales que cada temporada organizaba Clave de Sol.

La trayectoria de este matrimonio a la hora de construir oferta cultural pasa por la creación del Conjunto Vocal de La Clave de Sol o el Festival de Joves Pianistes d’Eivissa i Formentera.

Por la academia, a lo largo de todos estos años de trabajo, han pasado muchas generaciones de ibicencos.
Fotos: Academia La Clave de Sol.

Sin dejar de sentirse «muy orgullosa y satisfecha» respecto a la trayectoria y aceptación que ha cosechado su iniciativa, Ángela solo apunta a una época como negativa: «Con la llegada de la pandemia todo cambió bastante. Desde entonces tengo la sensación de que hay menos vocación». Sin embargo, la academia de este matrimonio, mantuvo su actividad durante la crisis sanitaria dando sus clases de manera telemática, «no nos rendimos, ¡y el aguante del alumnado fue admirable!»

Entre las anécdotas curiosas vividas en las casi tres décadas de experiencias, Ángela recuerda «una chica que decía cantar como Whitney Houston. Algo parecido ocurrió con alguien que decía ser el heredero del talento de Kurt Cobain porque coincidió con él en un avión y «se le pegó su aura».   Sin embargo, de las aulas de Clave de Sol también han visto como multitud de su alumnado ha seguido cultivando la vocación por la música. Sin ir más lejos, el orgullo de Ángela apunta a una de sus alumnas que, «por el hecho de ser nuestra hija, Martina, tal vez lo tendría más difícil. Ya se sabe que los hijos suelen evitar lo que hacemos sus padres, pero ella se ha acabado sacando el superior de piano y un máster».

Sensaciones

Respecto a las sensaciones que alberga Ángela en estos últimos días en su academia en el Bulevar Abel Matutes Juan, los describe como «unos sentimientos mixtos. Reconozco que se me han llegado a salir las lágrimas cuando Gregory y yo metemos partituras e instrumentos en las cajas». Sin embargo, no deja de mostrar la cara positiva ante su inminente y merecida jubilación ante un trabajo bien hecho.

Así, el próximo mes de mayo, La Clave de Sol se quedará en silencio, pero no sin antes haber entonado sus últimas partituras en el concierto de despedida que, como no podía ser de otra manera, se celebrará en el Centro Cultural de Puig d’en Valls, a las 19.00 horas de este sábado día 22 de abril.