Al mezclar su pasión por el dibujo con su interés por la meditación Antonio crea un arte basado en la espiritualidad y el cambio trascendental.

La nueva exposición en el Centro Cultural de Jesús que comenzará este 19 de octubre llamada ‘Ecos de eternidad’ se trata de una colección de los dibujos de Antonio Fioravanti hechos a lo largo de su vida, que trata temas «filosóficos y existenciales».

Se podrá ver de 9.30 a 13.30 h y de 16.00 a 20.00 h, pero será desde las seis de la tarde durante todos los días cuando el propio artista en persona explicará su recorrido y el sentido que le da a sus dibujos. El autor define la exposición como «la búsqueda de uno mismo», para él son dibujos dirigidos a esas personas «que les interese interiorizarse y conocerse a sí mismo». Después de su explicación se repartirá té de Chai a todos los invitados.

Antonio Fioravanti empezó la carrera de ingeniería en Madrid y al segundo año la enfermedad de la tuberculosis le afectó inesperadamente. Y un sanatorio en la sierra de Madrid, a kilómetros de su casa, se convertiría en su hogar durante los próximos dos años. Allí Fioravanti cuenta que aprendió a escribir y a dibujar, es decir, su hábito y su habilidad se desarrolló con creces, «estaba aburrido allí en la Sierra y empecé a escribir muchísimo, aprendí muchísimo y por eso a día de hoy tengo cinco libros escritos».

Esta internación dio un vuelco en su vida: «Cuando yo salí de ahí seguía queriendo ser ingeniero pero no tenía la capacidad, yo lo que quería era vivir después de haber estado dos años encerrado, de los dieciséis a los dieciocho, tú imagínate…».

Antonio tras dejar atrás sus estudios de ingeniería se formó dos años en ciencias políticas y otros dos en derecho, sin embargo le costaba mucho trabajo concentrarse en ese momento y reitera que «lo que quería era vivir». Fue entonces cuando dejó atrás su vida madrileña para llegar a Ibiza, lugar en el que decidió quedarse para siempre.

En la isla siguió desarrollando su arte, con el que ya exponía y había ganado premios. A sus 37 años Antonio Fioravanti asegura que «ya lo había logrado todo» pero había un mundo que nunca había explorado y quería descubrir: el de la meditación. «Yo entré en este mundo porque había conseguido prácticamente todas las metas de la sociedad: la familia, los negocios, lo económico, etc. En ese momento dejé de beber, dejé de fumar y dejé de ir a los bares. Entonces me aburrí muchísimo durante cinco años, incluso hasta terminé apartándome de mis amistades. Pero me puse a meditar unas cinco o seis horas al día, y al final pasó». Antonio explica que su recorrido espiritual se basa en «la búsqueda de mi identidad a través de la meditación».

Al mezclar su pasión por el dibujo con su interés por la meditación Antonio crea un arte basado en la espiritualidad y el cambio trascendental, y a día de hoy en esto es en lo que se sigue basando su obra.