Pequeños y pequeñas depositando sus postales en la caja que más tarde llegó a Can Misses. | Irene Arango

Los estudiantes del colegio público de Cas Serres de Ibiza han volcado su amor y su arte en el diseño de postales de Navidad positivas para enviar a los pacientes que se encuentran ingresados en el hospital Can Misses.

Se trata de una iniciativa que parte de la directora del colegio, María Roldán, con el objetivo de «hacer llegar más allá» el espíritu de la Navidad para que así un trocito de ella salga de las puertas del colegio y entre en el hospital. En este sentido, es una actividad planteada para dar alegría y ánimo a todas las personas que aunque no puedan pasar unas navidades en su hogar o con sus seres queridos les pueda llegar el mensaje de la ilusión y que sientan que siempre hay gente que se acuerda de ellos.

Además, para los docentes es muy importante inculcar unos valores humanos desde que son pequeños y que puedan reconocer la existencia de diferentes situaciones a las que pueden aportar un granito de arena, así lo ha explicado este jueves María Roldán: «Dentro de nuestro colegio para nosotros todo lo que forma parte de la educación emocional, de los vínculos afectivos, de la inclusión y la empatía hacia los demás es fundamental, con lo cual esta es una manera más tangible de que los niños puedan ver lo que es pensar en otras personas, hacer algo por ellas y desearles alegría, amor y felicidad que al final realmente es lo bonito, lo que mueve el mundo». Incluso desde la secretaría cuentan como anécdota que muchas veces las familias de los pacientes se ponen en contacto con el colegio para agradecer el detalle.

Para esta actividad se ha desplazado este jueves hasta el centro de estudios el celador de Can Misses, Domingo Martínez e Inma Soler, administrativa de personal subalterno. Con un gorrito navideño y la mítica bata de sanitario se presentaron en primer lugar ante los alumnos de Infantil, a quienes en la entrada del colegio les explicaron el significado de la iniciativa. Entonces los más pequeños fueron depositando sus postales en una gran caja, decorada de regalo gigante, que el personal del hospital cargó durante la jornada. Seguidamente, Domingo e Inma pasaron por todas las aulas para recoger el resto de postales y mensajes.

Mohamed y Ayoub son dos niños de ocho y nueve años a quienes al preguntarles qué significa para ellos esta actividad responden «alegría» casi al unísono. «Porque le damos felicidad a los pacientes» y «como no pueden ver a su familia estamos nosotros para hacerle cartas», explicaron los pequeños, quienes lanzaron un cariñoso mensaje: «Que se curen pronto y que Papá Noel le compre muchos regalos».

Rania, de 10 años escribió en su carta: «Ojalá que te mejores de la enfermedad, espero que pases una muy bonita Navidad con tu familia y que pases un 2024 muy feliz». Su compañero Akram fue un paso más allá: «Bon Nadal, me gustaría conocerte y espero que algún día nos conozcamos». Ambos explicaron que se sienten muy felices porque hacen felices «a las personas que no pueden estar con su familia». Del mismo curso, Mishelle explicó por qué se siente tan bien al mandar esta dedicatoria: «Porque esas personas están enfermas o a lo mejor no tienen personas que los visiten, luego ven tu carta y dicen ‘una persona desconocida me da una carta’, entonces se sienten muy alegres».

Para los niños es ya una tradición instaurada, pues es el séptimo año en el que participan. Los alumnos desde tres años de Infantil hasta sexto de Primaria realizaron unas 170 postales usando témperas, cartulinas, papel brillante, témperas, purpurina, pajitas, algodón y todo lo que su imaginación precisó. Las premisas para diseñar las postales las dejaron a la imaginación de los tutores, quienes les han dado una guía y total libertad para expresarse, afirmó la directora del centro. La intención de los docentes es que los niños desarrollen su creatividad y «que no se pierda la frescura y la inocencia del mensaje de un niño». Cada postal es una pequeña obra de arte, llenas de dibujos en su exterior y con un mensaje y una firma de cada creador en su interior.

Al terminar en el colegio los trabajadores del hospital se desplazaron hasta Can Misses para hacer entrega de la caja a los enfermeros encargados de repartir al fin las postales a sus nuevos merecedores. Inma Soler ha expresado su alegría por participar por primera vez en esta iniciativa y la «ilusión grandísima» que supone para los internos del hospital la entrega de estos diseños.

Además, para los docentes es muy importante inculcar unos valores humanos desde que son pequeños, y que puedan reconocer la existencia de diferentes situaciones a las que pueden aportar un granito de arena, así lo ha explicado María Roldán: «Dentro de nuestro colegio para nosotros todo lo que forma parte de la educación emocional, de los vínculos afectivos, de la inclusión y la empatía hacia los demás es fundamental, con lo cual esta es una manera más tangible de que los niños puedan ver lo que es pensar en otras personas, hacer algo por ellas y desearles alegría».

Estas postales van especialmente dirigidas a las personas ingresadas en las unidades de hospitalización de Medicina Interna, Traumatología y Especialidades médicas y su objetivo es hacer más llevadero el ingreso y romper la monotonía en estos días previos a la Navidad con emotivos mensajes de ánimo. Y lo consiguen, al ver la cara de Francesc Escoda Mariano de 79 años, el primer paciente de la Unidad de Medicina Interna G que ha recibido la felicitación navideña, o el agradecimiento de Bartolomé Ribas Ribas, de 89 años, al escuchar de boca de Inma Soler, los buenos deseos y el cariño que le manda un alumno o la emotiva gratitud de Fernando Illera Herráiz, de 70 años, quien no pudo contener la emoción al leer la tarjeta que le había tocado. Fue su mujer, quien aseguró que estos detalles demuestran acompañamiento y significan «una muestra de cariño bonita y muy grata».