Carla Torres Rojano, Mireya Ruiz Torres, Sergi Torres Marí, Víctor Torres Marí y Nico Torres Rojano junto a su abuela, y bisabuela, Catalina Torres Roig.

Catalina Torres Roig, conocida como ‘Catalina d’en Lluquí’ ha cumplido 100 años recientemente. Ella es vecina de Puig d’en Valls desde 1955 y no cambia este pueblo por nada, según cuenta su hijo Vicent Torres Torres, pero nació en Sant Miquel y más tarde continuó su vida en Santa Gertrudis, por lo que su vida ha sido prácticamente en el municipio de Santa Eulària.

Torres Roig dedicó media vida al campo y después gestionaba con la familia unos chalets de unos alemanes, donde preparaban el lugar para los inquilinos. Cuando se jubiló, como apasionada del campo que es, se dedicaba a la agricultura y su hijo comenta que a ellos les podía doler la espalda, pero Catalina no se quejaba y era la que más disfrutaba.

«Desde que tengo cinco años vivimos en Puig d’en Valls, ahora tengo 73, y hemos visto cambiar la localidad en todos estos años», cuenta el hijo de Vicent Torres, quien añade que frecuentan la finca que tienen en Santa Gertrudis, pero que Catalina no se queda a dormir allí, pues quiere volver a Puig d’en Valls, donde tiene su ambiente.

Catalina Torres junto a su hijo Vicent Torres.
Fotos: Moisés Copa.

En 100 años pasan muchas cosas y una de las anécdotas más curiosas es su registro civil. Un día fueron a buscar la partida de nacimiento en Sant Miquel y marcaba que nació el 16 de enero de 1924, pero en el libro de familia estaba registrada el día 14 de enero de 1924. Curiosamente, señala su hijo, en el DNI pone que es del 15 de enero de 1925, no saben porque, pero puntualiza que antes la gente no poseía este documento y que el Guardia Civil que se lo hizo la multó con 500 pesetas, ya que deberían haberlo hecho antes.

Los cambios generacionales también son palpables en estos años. Catalina aún le pregunta por los carros en la carretera cuando van en el coche y Vicent le dice que ahora todos tienen coche y que si hubiese carros habría más atasco. «Le sorprende cuando la novia de su nieto se queda a dormir con él, ya que antes no estaba bien visto, pero lo acepta completamente», afirma Torres Torres.

Vicent Torres, Catalina Torres, Antoni Torres y Víctor Torres.

La celebración de su centenario fue una comida familiar y estaba «muy contenta». A este encuentro acudieron miembros del Ayuntamiento de Santa Eulària a verla y su alegría continuaba por esta visita, donde le regalaron un ramo de rosas, un cuadro del Puig de Missa y unos pendientes de botó pagesos. En este encuentro acudieron la alcaldesa, Carmen Ferrer, y las concejalas de Educación, Marisol Ferrer, y de la parroquia, Susi Ribas.

«Son historia viva de nuestras Parroquias y queremos poder seguir aprendiendo de su ejemplo y de su vitalidad durante muchos años», afirmó Ferrer.