El Museo Etnográfico de Can Ros celebra su 30 aniversario con una exposición de joyas y actividades infantiles. | Consell de Ibiza

El Museo Etnográfico de Can Ros celebra su 30º aniversario y, para conmemorar esta especial fecha, estrena una nueva y esperada exposición temporal: Joies d’Eivissa. Història, tradició i identitat. En esta ocasión, la tradicional casa de Can Ros acogerá esta exposición que contará con dos zonas diferenciadas: una sala dedicada exclusivamente a la joyería tradicional ibicenca y otra incidiendo en el oficio del joyero, mostrando las diferentes técnicas y materiales para realizar estas joyas.

«Esta exposición es muy especial porque es una fecha muy importante. Creo que sorprenderá a la gente», señaló Sara Ramón, consellera de Cultura, Educación y Patrimonio del Consell de Ibiza.

Por su parte, Lina Sansano, directora del Museo Etnográfico, se mostró «muy ilusionada» por estrenar este nuevo espacio. «Es una exposición que hemos querido hacer siempre pero que tenía ciertas complicaciones. Cuando vimos que llegaba la fecha del 30º aniversario tenía claro que tenía que ser la joyería ibicenca», explicó Sansano.

Riqueza y variedad

Tal y como señaló Susana Cardona, comisaria de la exposición y conservadora del Museo de Can Ros, la muestra incluye piezas nuevas adquiridas por el Consell d’Eivissa y que nunca antes habían estado expuestas, así como algunas donadas por el Museo Arqueológico y por colecciones particular de la isla, como la familia Pomar, Tur Toni Escandell, Piña o Cardona, entre otras. «Queremos reivindicar la riqueza y la variedad de joyas tradicionales, tanto de materiales como de modelos que todavía son desconocidos», explicó Cardona.

Las emprendades, anillos, pendientes, botonades y rosarios son las grandes protagonistas de una exposición que se podrá visitar hasta el próximo 19 de diciembre. Todas ellas conforman la joyería popular ibicenca y, a día de hoy, siguen siendo muy valoradas, no solo por su valor económico sino también por su gran valor emocional al ser piezas que van heredándose de padres a hijos. «Los rosarios se llevaban, no únicamente como una pieza de devoción sino también como ornamento», detalló la comisaria. «Se pueden hacer de todo tipo de material, pero se consideran piezas de joyería cuando se utilizan materiales como la plata, oro o coral. En el caso de las emprendades son un reflejo social de la economía familiar de la época», puntualizó.

En cuanto a las técnicas utilizadas por los joyeros tradicionales, Cardona explica que la mayoría no se especializaban en una sola técnica sino que manejaban varias dependiendo del tipo de material utilizado. La mayoría de ellos ejercían el oficio en pequeños talleres donde se servían únicamente de un banco o una mesa de trabajo. Actualmente, Toni Escandell es el joyero más veterano y «tradicional» en cuanto a técnicas que hay en la isla.

En cuanto a las técnicas utilizadas por los joyeros tradicionales, Cardona explica que la mayoría no se especializaban en una sola técnica, sino que manejaban varias dependiendo del tipo de material utilizado. La mayoría de ellos, ejercían el oficio en pequeños talleres donde se servían únicamente de un banco o una mesa de trabajo. Actualmente, Toni Escandell es el joyero más veterano y «tradicional» en cuanto a técnicas que hay en la isla.

Patrimonio local

El Museo Etnográfico en Can Ros se inauguró el 1 de mayo de 1994 tras presentarse el proyecto en 1991 y ser aprobado en pleno en el Consell. «En el 1960 ya existía un Museo Etnológico, en Vara de Rey, que no duró mucho. La colección que poseía, se devolvió a los antiguos propietarios y, el resto, se conserva en el Arxiu Històric de Ibiza», recordó Sansano.

La directora del Museo estuvo al frente del proyecto en el 1991 y fue la encargada de recopilar todas aquellas piezas y colecciones «que fuesen susceptibles de ser «patrimonializadas y musealizadas». «Me ayudó mucho que, en esos años, me entrevistasen en Radio Popular, una radio que se oía mucho en el campo. Cuando yo iba con mi pequeño Seat Panda la gente ya sabía quien era», señaló entre risas Sansano. «A veces tenían piezas tiradas en un corral o bajo una higuera», puntualizó.

Asimismo, recalcó que a partir del boom turístico de los años 60 la población ibicenca pasó por una época de rechazo hacia lo pagès y lo propio. No fue hasta el 1990 cuando volvió a ponerse en valor la cultura ibicenca. «Se aprendió que lo que tú tienes tirado en un corral, yo lo limpio, lo documento y lo expongo en un museo. La gente se emocionó mucho y el primer año fue todo un éxito. A partir de ese momento de revalorización de la cultura mucha gente empezó a donar piezas